viernes, marzo 06, 2009

Recurso

Se muerde la piel para no morderse la uñas.

Va por ahí pensando, pero las imágenes se le echan a correr con los ruidos de las calles, se esconden detrás de la dureza del instante, regresan en el momento menos adecuado, mirándola desde dentro con ojos azules enormes llenos de lágrimas, reprochando en silencio, volviéndose a esconder.

Cada vez que tiene que escribir usa una página nueva, como si empezar en blanco vaciara la vasija de las urgencias; como si enterrando las palabras en la pila de hojas que está al otro extremo de la espiral metálica, ganara una batalla contra la ilusión del tiempo, contra la enmarañada planta de lo sentido y pensado, que crece fuerte y veloz, sin cesar.

Por eso se refugiaba en las persecuciones soñadas y cultivaba el arte de dormir en cualquier circunstancia y época del año: porque sólo durmiendo se deja en verdad de creer, y la confusión de estar vivo no tiene necesidad de ser aclarada.

viernes, febrero 13, 2009

Apunte

Sólo los amores que concluyen sin terminar, que dejan permanentemente un signo de interrogación, están hechos para la poesía. La estrella que brilla sobre un recuerdo o una promesa abierta sin fechar; la forma del mundo reinventada caleidoscópicamente, los destrozos del huracán que caen silenciosos en un caos perfecto.

martes, febrero 10, 2009

A veces...

Hay veces en las que las prioridades se reordenan
y lo importante se vuelve irrelevante.
Bajan las revoluciones por minuto,
lo inminente flota lento sobre el silencio,
lo insignificante se apodera de nosotros
y el mundo
se vuelve un lugar quieto para jugar a las insinuaciones.

Duermo cansada y en mis sueños se meten las retroexcavadoras y los taladros neumáticos que abren la avenida Revolución. Estoy a punto de abandonar este barrio y llegan los trabajadores a desentrañar el pavimento. Sueño con tiroteos y persecuciones,
con escapes maestros en ciudades ruidosas.

Despierto. Hay sol y el clima es, para variar, templado. En mi verdadera ciudad no hace falta usar suéter y siempre se puede sonreír. Las máquinas enormes abrieron un boquete de 30 centímetros de profundidad, de dos cuadras enteras, para rellenar con concreto hidráulico.

Todo cambia,
también en el paisaje
y vuelvo a estar segura de que el cambio
es la única posibilidad que tenemos
para no morir.

martes, enero 27, 2009

Viajando. Un reflejo.




Nos vamos, decimos adiós, transitamos por estaciones, viajamos al hogar, nos alejamos de casa, terminamos un descanso y enfilamos al siguiente punto de la ruta.

Así terminan las fiestas para familias jovencísimas, con abrazos ante la puerta de un autobús, siempre en un domingo soleado que se arrastra exhausto de contar minutos, que con un poco de esfuerzo sólo es una extensión cálida de vida.

Después de la despedida, dejamos un par de siluetas en el cristal. Lo que éramos en un instante, desprendiéndose lentamente de lo que somos y seremos. Poco a poco los recuerdos, las ideas de ese momento, la temperatura exacta y el aroma de una piel se diluyen en las palabras que los describen, en la foto apenas insinuada de un fragmento de segundo, en el que sin motivo, existimos.

jueves, enero 22, 2009

Viento

Antes de atraparlas
escapan con el viento.

Viene una idea,
la fijo, la saboreo
y de pronto llega algo
como una rueda descompuesta,
ese juego cuyo nombre no alcanzo,
en una reja de ventilación del metro,
roto, inservible, junto a un par de viejas
demasiado tristes como para escuchar
el escándalo del aire saliendo
por el tubo enorme, lleno de gritos
que nadie escucha.





Sigo caminando y otra vez
el sol se me mete en los huesos,
vienen de nuevo las palabras,
revoloteando.
Un pavo real aparece,
en plena avenida dos
protegido por un hombre herido
con un arma y agujetas medio hechas.





El mundo se impone siendo
impidiéndome relatar el matiz decidido
que había logrado atrapar.

Termino en el parque,
escribiendo acerca el sol
que me recordó todo el tiempo
que las palabras existen
más allá de esta realidad
que no se deja transformar
en algo que pueda nombrarse.


martes, enero 06, 2009

Escándalo




¿Quién chingados le quitó los mosaiquitos
con nombres de canciones al piso de la Cineteca?

Empieza el año y las cosas no están donde deben,
alguien decide que mis recuerdos de la secu
tienen que ser remodelados
y solamente el pedazo de metal para jugar a la luna
que me encuentro junto a la taquilla
me salva de largarme indignada.

Pero así es, pasan los recuerdos
y con ellos, los indicios de lo que fue,
de lo que ya nunca será.

Quizás por eso mismo son preciosos,
porque desaparecen
y de vez en cuando,
reaparecen como algo ganado a la muerte.

miércoles, diciembre 31, 2008

Dejando de ser



El mundo de las palabras se agota en su misterio.
Escuchas, omites, observas y no queda nada claro:
las personas tienen todas historias que retuercen sus sonrisas,
que curvan sus miradas
y el daño que nos hacemos se diluye sólo por instantes.

Huye detrás del sol, corre sobre cuatro ruedas,
la música es también humana pero no duele:
sólo te mueve en un trance con el camino
Se acompasa a los sentimientos sin nombre que tienes,
alisa la carretera, le quita detalle al ocaso.

Sombras y luz roja, dejas de ser también una persona.
Te conviertes en conciencia, el camino carga el peso
y sólo miras, sin significar.

Sientes como las piedras,
Piensas como las plantas
Por un rato, estás en paz.

lunes, diciembre 29, 2008

Ocaso



Desaparecer es un arte viejo que se domina con facilidad:
se trata sólo de cerrar la puerta y no volver la mirada nunca.

He desaparecido de la escena del crimen,
justo en el silencio del último golpe.
Me fui en el inicio de un sueño hueco,
cuando ya no tenía besos dulces qué regalar.

Hubo una ocasión en que nunca estuve
y llegué marchándome con la cabeza en otra parte,
para azoro de los ojos verde azules que me esperaban.

Quedarse es lo complejo, crear y ser creado,
decir y construir códigos, amar en plano libre.
Ser, ser lo que se es, seguir siendo,
sin que sea un obstáculo para el ser del otro.
Eso quiero, eso busco, ninguna otra cosa quiero.

Es posible. Hay que buscar muy tan adentro del otro
para encontrar el valor de querer más allá de las circunstancias
y no temer el espacio enorme de la ausencia.

¡Pero qué hermoso cuando se logra!
El relato de la vida paralela,
las sonrisas que se cruzan por el aire,
la imaginación y la añoranza.

Y un día, por fin, el tiempo compartido en un mismo espacio.
Horas o años para mirar juntos, para saborear y oler,
para darnos cuenta que siempre estamos solos
y que centímetros o kilómetros de distancia poco importan
cuando se entiende lo que es en verdad el amor.

domingo, diciembre 21, 2008

Vacaciones

No paro de escribir en mi mente. Cada vez que el mundo se mueve dejo de ver y comienzo a explicar, con palabras armo renglones sobre el rayo de sol que atraviesa la ventana, permitiendo que vea las partículas de polvo y trabaje sin prestar casi atención a lo que hago.

Pasan a veces las horas llenas de deberes diferentes a las letras: ser amable, convencer, vender, organizar. Decidir y barrer la tierra que se mete en el nuevo local, atender por la noche el montaje en un hotel, volver a casa hambrienta, agotada, soñar con el trabajo, los pendientes, las vacaciones que hoy ya son.

Pierde el tiempo su peso cuando no hay nada qué hacer obligatoriamente. Y pienso en los momentos que nos salvan del miedo, como una noche en la casa de muros blancos y platillos comentados, capaces de llevarnos a otra tierra, real o imaginada por el cocinero-amigo-anfitrión.

Como una extensión del placer ingenuo de compartir el vino y la comida son las vacaciones, tiempo para olvidar mi nombre y ser sólo una persona con los días sin argumento por delante, listos para ser llenados por encuentros, huídas y remansos largos. Estos son días para aprender a alargar los instantes, y acomodarlos, por fin, en estas líneas.

miércoles, noviembre 26, 2008

Misma especie

Para el Gambito.

Hubo, quizás, un invierno originario
que te metió el frío en los huesos
y te lanzó al mundo para buscar
sin saber el objeto de la pesquisa
ni las probabilidades de éxito.

Como viejo marino reposas,
desorientado, sobre una roca
a meditar acerca de los vaivenes
y las desgracias.

La curvatura del océano aún no se precisa
y cada ola le da forma a la historia.
No tienes más mentalidad que el agua enorme
que te lleva de un puerto al otro
cruzando vidas y argumentos
como propiedades privadas apenas pisadas
por un ladrón o un turista.

Pertenecemos, te decía, a la misma especie.