martes, diciembre 28, 2010

Cuando el hogar dejó de serlo

Ya me quitará -dice- este lenguaje de la boca
con besos y mordidas a lo largo de los días
que cuando no está se vuelven lentos
como pasos cautelosos de felinos necios.

Si pudiera hablar de las manchas en el lomo
que tiene la cara del amor mientras reposa.
Si decir su nombre fuera suficiente
y no una simple señal de la existencia
de ese tipo, mi tipo, que apenas duerme...

Desnuda, encapsulada, con una agenda apretada
deshago conversaciones pensando en sus huesos...

domingo, diciembre 26, 2010

Futuro perfecto

Y cuando decidimos
que esta historia iba a serlo de verdad
no pensamos, simplemente fuimos
lo que sentimos que debíamos ser.

Besar la boca del otro
cuando eres tan amado como amas
resulta fácil con el mar de por medio
y cualquier impedimento imaginario.

Ya sabíamos de las paralelas,
del daño, del cuidado y los secretos
necesarios para seguir viviendo
y siempre tener de nuestro lado al misterio.

Comenzamos a andar así, poco a poco
más allá de las palabras,
lazo común con los otros.
También a través y sobre ellas,
por lo simple y lo concreto.

Y no teníamos ni idea
de lo que comenzábamos
pero sí planes para todas las letras
del abecedario, que aparecían
en la comisura de los labios,
bajo de la sombra del pasado,
hilvanando el argumento.

Aquél hermoso y perfectamente libre
acto de amor.

jueves, diciembre 23, 2010

Una vitrina

Aquí nadie se toca
porque somos todos de cristal.
No vaya a ser que nos rocemos
y quebremos nuestras finas aristas;
que no suceda que
abandonemos el brillo
y descubramos la aspereza
en el despostillamiento
de la personalidad.

Podemos mirarnos
desde los escaparates diseñados
para mantener el misterio
y regalarnos sonrisas sutiles,
verdades brutales suspendidas
del supuesto del deber.

O interrumpir silencios dorados
para emitir una sentencia,
amenazar invisiblemente
con la imaginación
algo que está muerto
desde hace mucho tiempo.

Estamos solos y con los otros:
vaya implacable verdad
con la que hay que lidiar cada vez
que movemos un músculo.

Y nos perforamos voluntariamente,
vivimos de atún y sonidos vegetales,
gritamos desde el otro lado del mar,
racionalizamos el amor que nunca para
o despreciamos la oportunidad.

Pero no nos atrevemos
a decir eso tan simple, eso que me dice
una voz cada vez que no me lo espero:
que estamos juntos, que podemos vernos
y reírnos de todo, construir y abandonar
porque no pasa nada, porque de todas formas
estamos lastimados desde el inicio
y lo que puedas sentir es ganancia
a la muerte que te espera en la otra esquina.

viernes, diciembre 10, 2010

Huellas

Me pongo su suéter azul:
es más frío que la sombra
que me hace temblar a medio día.
No me importa que trate de vencerme
porque igual voy a salir con falda
a ver qué nos regala el viernes.

Esta mañana hacía la fotosíntesis
rumbo a la oficina, fumando,
sonriendo este breve siempre,
apuntando bocetos de algo
como un plan que ya no sabe
si va, viene o se detiene.

Es claro que no va a terminar
nunca de borrar las huellas
que deja por ahí en cada camino:
en el tapete de baño mojado,
sobre la arena blanca del Caribe
y en los charcos de sol que barre la tarde.

Yo pienso, cuando lo veo y cuando no,
que el presente del caminante
me permite destejer mis excusas
borrar mis propias pisadas
para cambiarle el rumbo a un destino
cada vez está menos escrito
pero mejor soñado.

[Y vamos a ser necios
para construir un sentido]

jueves, diciembre 02, 2010

Una madre antigua

Cada amanecer tambalear con una duda
marear la incertidumbre, tensar el cuerpo.
Es tan triste cuando arranca el tiempo
en esta parte del mundo, la ciudad en que nacimos,
miserable y cruel con la idea de lo bueno
egoísta en sus milagros, peligroso engendro.

Es un animal, a veces duerme y ríe,
te permite reposar sobre su piel,
escuchar su respiración y sus latidos.
Parece entonces una madre que no muere,
reconoces en cada esquina su sangre que destella
como si se abriera la carne y te dejara
tocar su alma de lago asesinada,
su transparencia de fantasma tierno.

¿Cómo vamos a saber qué siente?
Entrar a sus brazos a las seis, siete, ocho am
es un salto de fe, la caída en el absurdo,
una carrera para arrebatarle lo que puedas.
Es como tú una mujer caprichosa
capaz de enamorarse por un rato,
inventar a una pureza inexistente
y hacer reales pequeños deseos...

Hasta la próxima mañana, hasta otro reto.

jueves, noviembre 25, 2010

Una canción

Para dejar como por casualidad
palabras en el cuenco de tu oreja
rodearte el cuello con los brazos
acercar los labios, lamer rozando
imaginar los ojos y decir despacio:
¿ves como se templa el rumor de la vida?
Su textura de besos y señales
se acomoda por la red de puntos
que hace al mundo: hoy somos.

Somos, amor mío, somos lo que somos
sobre los días, como el agua que se mueve
por la luna o por el viento, peces que florecen.
Somos algo más que nuestros huesos
y poblamos el mundo de lo nuestro
en que vive el mar y cabe el cielo entero.

No me alcanza la noche para respirarte
en la cocina de palabras el olor de los pimientos
ese juego de vocales que me delinea el presente
me lleva al otro lado y me recita los versos
de lo que podrá haber sido, de lo que ya va siendo.

Me quedo dormida acariciando tu sexo
despierto con tu voz
me dibujas con los dedos
y aunque cantar al amor así
sea un acto de injusticia
estoy tan llena de ti
que no me queda otro remedio.

miércoles, noviembre 10, 2010

Un poco de fe

Y así se van a ir
uno a uno
al diablo:
a fin de cuentas
eso quieren todos,
la pasión,
el infierno mental de posibilidades,
realidades que nunca se parecen
al poema, a la promesa, al sueño.

Una tortura lenta
como esas que practicaba
hace años,
cuando jugaba
a ser más fuerte que mi dolor,
a poseer al otro,
a no ser yo.

Pobre estúpida.
Debieron resultar tan dulces
mis alianzas con desconocidos,
la arrogancia sin tacones,
la inocencia
de creerme por encima
de la simple vida.

Hoy creo
en el agua que bebo
y en esa boca tan leída
relatada
deseada
aborrecida
que es tan sólo verdadera
cuando está sobre la mía.

Creo en mis amigos,
esos que te conté el otro día,
uno, dos, acaso tres
y en ese hombre
que es mi cuerpo,
que me quiere
como yo me quiero,
que ensaya
actos simples
a mi lado.

miércoles, noviembre 03, 2010

Exhausta

Tú y una manera de sonreír
después de tantos imprevistos
frente a mi presencia hambrienta
en una tarde redibujada por esperas,
traiciones de liderato,
gruñidos y ternura.

Ni siquiera estoy dentro de mi ropa,
la energía la gasté en vendettas ajenas,
estoy tan lejos que podría ni quererte
aunque ya sabes, sí te quiero,
me alcanza la energía para mirarte
y escuchar una conversación
en la que no participaste.

Llego a casa, perdida en el borde
de algo parecido a la inocencia:
hace mucho que no sentía estas ganas
de dormir en el camino, de no tener
que llevarme con mis propias manos
hasta la cama.

Amor que se condensa
no tengo palabras apropiadas ya,
vivo de la fuerza de mis ojos, ligereza
de la risa en la que el mundo engancha.
Escribo en pequeño, no es tiempo de proezas,
me tiembla el esfuerzo por llegar a ti,
a la noche, al plan, al sueño denso
en el que los desconocidos me hablan
de cosas que conozco demasiado:
amores de fantasía, vasos, azoteas en silencio,
abrazos apretados a lo largo de una cuadra.

Letras a lápiz para una madrugada,
palabras que viven de sus actos
pero no se deben interpretar:
arrogancia, expectativa, juego,
me da lo mismo, tengo los huesos
molidos por un sillón y una aventura.

El futuro no tiene forma y eso me alegra
en este día sin sol en el que caben
la música de piano
la transparencia del cariño
el rastro de tus dedos
la marca de mis labios
el fantasma del perro bueno
y nuestros pasos, resonando...

miércoles, octubre 27, 2010

Y es un juego


¿Qué es un beso sin discurso,
caído de la casualidad al mundo,
acunado por unos minutos
en el valle de los imposibles?

Es un ensayo, el juego de lo real
sacado del relato, puesto en el secreto,
una sensación que pierde a sus actores
convirtiéndose quizás en un recuerdo.

Labios abiertos apenas, dientes tibios,
la mordida marcada con precisión ahí
donde no puede evitarse verla
y sentir de nuevo los ojos de su autor.

Un beso gratuito puede ser la redención
después de un cigarro y una manzana,
una muestra de cariño, un ejercicio
de las habilidades adquiridas en el tiempo.

¿Cuántas veces he besado?
Todas aquellas en las que no he podido
explicar que no hace falta decir nada
para acercarse al otro y quererlo.

sábado, octubre 23, 2010

Maldormida

Y hoy,
en el cumpleaños de mi padre,
a punto de salir a bailar y
hablar con los desconocidos
que también son mi familia...

Cansada,
tanto soñar no puede ser bueno,
darle vueltas a las irrealidades,
andar en auto toda la noche
con mis muertos más queridos.

Débil,
la sangre me calienta, me pierde
ese golpe de coraje con que ando,
me deja flotando sobre minutos:
uno a la vez, como una enferma.

Tranquila,
he estado aquí tantas veces
a punto de vivir otro día con sueño
y recuperar el ritmo cantando,
dándole oportunidad a la sorpresa...

martes, octubre 19, 2010

Para querer...

Para querer
no hacen falta noches insomnes
o largas colecciones de imágenes
tomadas de la vida y sus detalles.

No es necesario
saberse más allá del tiempo,
robarle al milagro sus colores
ni tender paraísos sobre el viento.

Solamente
toma el instante para mirarse
en la carne y la voz de alguien,
encontrar el ritmo y respirar viviendo.

Ignorar al otro
pero poder imaginarlo,
admirar y aplaudir sus piruetas,
interpretar sus dolores y silencios.

Ser honesto.
Aquí nadie sabe nada más
que lo que siente e inventa:
su voluntad y su deseo.

domingo, octubre 10, 2010

Reglamento

Inspirado en el bonito post de Semidios. Y en mi amor.


1. Está prohibido decir adiós, sin importar la distancia, la ineficiencia de los aviones o los compromisos previamente adquiridos.

2. Beber vodka sin congelar en la cocina después de las doce de la noche es pecado contra el decoro en tercer grado.

3. Esa canción debe cantarse en el auto, sin importar el cansancio del sol, los accidentes del asfalto o la imbecilidad de la especie humana.

4. Esa otra canción deberá tararearse como si remáramos navegando el uno hacia el otro, en honor a los incendios sucedidos hace seis años.

5. La música para bailar será elegida aleatoriamente en la sala y enfrentada con valor en las cantinas de mala muerte.

6. El que bese primero tiene que robarle el aliento al otro antes de aclararle los ojos.

7. Cualquier declaración hecha antes del amanecer será considerada un paso más en el perfeccionamiento de lo gratuito.

8. Los cambios de planes deberán notificarse con una mirada de anticipación, girando sobre la cadera y haciendo que el viento sople sobre los recuerdos.

9. Esas sonrisas son mías si saben a chocolate.

10. Esos gemidos son tuyos si logras hacerme sudar sin perder el ritmo.

11. Cualquier casa es nuestra casa si tiene una manta suave y tres horas de cine de vaqueros.

12. Arrancarle sonrisas a los extraños vale diez puntos. Si lo hacemos juntos, cincuenta. Si se logra en un lapso menor a cinco minutos, cien y una comida en el paraíso.

13. Cuando duermas te acariciaré la cabeza. Cuando yo duerma, me dejarás pegarme cuán larga soy a tu cuerpo. Si dormimos al mismo tiempo, los alacranes montarán la guardia.

14. El día termina cuando cerramos los ojos y el siguiente comienza con café, un beso o el rugido del hambre.

15. Todas estas reglas estarán vigentes del viernes al domingo de la semana que termina. Mañana, ya veremos.

miércoles, octubre 06, 2010

Momento

Si pudiera hacer más lento el tiempo
en el que el sol no sale y siento cada hueso,
detendría el humo para calcar sus líneas
en la pared azul que mira al cielo:
serían hilos delicados como el aire,
sin principio o fin, puras evoluciones
atrapadas en un trazo sin tormentos.

Saborear los recuerdos es un vicio
irrespetuoso, egoísta, inevitable:
este precario acuerdo con la nada
me deja al inicio, no hay historia,
solamente convicciones solipsistas,
encuentros suaves, como de corrientes
y espacio para cambiar el rumbo
en cualquier momento.

jueves, septiembre 30, 2010

Nota aclaratoria

No me hago responsable por la lectura
que pueda tener la expresión "te quiero",
ni por las miradas que ellos creen
que son suyas cuando voltean a verme.

Ya sabes que tengo la lengua fácil
y que me gusta casi todo, casi siempre.
Has visto cómo me enamoro indebidamente,
dibujo los contornos del otro, los míos
y después echo todo por tierra, llorando.

Excepto lo que vale la pena,
lo raro, lo que no puede definirse.
Se me quedan los misterios enganchados,
toman nuevas formas, son demonios
que me permiten seguir estando sola.

Mis padres nunca se dijeron "mi amor"
y por eso solamente sé querer. Aprendí
a sonreír para compensar a la muerte:
en el fondo nunca creo en nada
y muy pocas veces en alguien.

Soy la dulce madre de la patria
que desaparece suavemente
asustada de los plazos forzosos.
Creo en el amor sin tiempo
y en los hijos que tendremos,
aunque sea sobre el papel.

Lo que tiene palabras, lo que no,
este arte no es sencillo, no es un arte,
es prudencia, reconocimiento de la especie.
No somos animales, tampoco dioses,
vivimos de nuestras ludopatías, sabemos
bailar y permanecer por poco tiempo.

Hay una esquina imaginaria en este libro,
en la que somos profetas y sabemos amar.
No debemos confundir un par de conceptos
pero es inevitable, somos humanos.

-No te engañes. Somos otra cosa.

miércoles, septiembre 29, 2010

Poema al Viento

No llores hermana, no,
por mala que sea mi suerte
porque ni la misma muerte
hará que te olvide yo.
Son de la noche.


Voz perdida, cascarón de luna,
diluida entre equívocos y verdades.
Tono de mis labios quebrantados,
piedras de río en la garganta
que quieren remoler lo irremediable.

Te encuentro en la belleza del instante:
somos impuros, estamos expuestos
pero aún en la cúspide del mundo,
queriendo ser y no reconocernos
en el camino hollado del futuro.

Me arrebaté la voz con la que cantaba.
Callaste, no había más qué decir.
Agrieté esa música que amaba
y tú escuchaste para recordarme
lo que somos y de lo que no se habla.

Aquí estamos, después de siempre,
haciendo relatos y preguntas.
¿Por qué? No sé decirlo,
estoy muda de sorpresa y tiempo,
soy mis ojos, soy la imagen del momento.

No sabemos lo que sabemos,
tropezamos ávidos de ser
al final de lo que somos;
tenemos la certeza del querer
que se sobrepone a cualquier cómo.

El destino es lo indeterminado:
jugar nos define, nos salva, nos condena,
pertenecemos al aire y al mar,
a la carretera y a los sueños.

Duele el silencio, la risa hiere,
esta vida nuestra y de los otros
lastima en el error, por siempre.

La noche pierde el nombre,
bailamos sobre las estrellas,
lentamente, la voz vuelve...

miércoles, septiembre 22, 2010

Un par de días

Va más o menos así:
empieza la cuenta y no sé qué va a pasar
entre la madrugada tibia de mi cerro
y la noche acurrucada detrás del recuerdo
de tu espalda, dibujada con tensiones.

Hay mujeres cuyos cuerpos son derrumbes
de mejores carnes y sonríen disculpando
el paso estúpido del tiempo y del olvido.
Las saco del espejo, hablamos de sus hijos,
la comida y las calaveras en mi cuello.

Detrás de la caja está el niño feo de uniforme
que tiene siempre medio cuerpo solamente
y no sabe qué hacer con la amabilidad
porque es el final de su turno y piensa
en largarse a olvidarme en su casa.

Entre los números y las estructuras
que sostienen las ilusiones más vulgares
-tú las inventas, yo las pinto de colores-
nos vamos mordiendo sin inocencias,
trabajando estas ansias que atraviesan.

Estoy tan cansada que podría dormir contigo
después de hacerte pedazos y volverte a armar,
una vez huída y encontrada en el olor turbio
a humedad, letras y besos que traes encima,
cuando vuelves a ser un niño, me acaricias
y lo único que importa es que te quiero.

Pero antes hay una mesa con mezcales
agua de jamaica para cenar riendo consejos;
antes hay un par de días para gruñirte entre líneas
y reclasificar a los demás según su especie;
antes vuelvo a casa con esa canción, la misma,
sólo yo me escucho desearte, afilarme las uñas
y encontrarme debajo de la lengua la alegría
de no intentar esperarte, nunca más...

sábado, septiembre 18, 2010

Hipótesis

Me gustaría poder decir que te conozco
los párpados mientras duermes respirando
y que eso me hace estar un poco más cerca
de los sueños que nunca recuerdas.

Quisiera pensar que hay un ritmo justo
en el que caminamos, flotamos sin hablar
y que esa realidad hace que la ciudad
no grite desquiciada por un rato.

Puedo, de hecho, decir que cuando gruñes
yo dejo de pensar y pierdo la mirada.
No soy ni eres, solamente está la luz
que sigue su curso y nos enciende.

Si he de cambiarte el nombre para poder
quererte a la mitad justa del tiempo fijo
y evitar que lloremos otra noche, he de quebrar
tantas palabras dichas y escritas.

Y recordar que eres una especie de bestia,
lo que no evita que seas un buen tipo,
un niño que se alegra con lo simple
y un hombre de pulso firme que mira al vacío.

Pero el deseo, querido mío, es el mal,
se mete en la sangre y distorsiona los acuerdos.
Solamente la alegría y el juego lo salvan
de no ser también la muerte.

De nuevo sobre el tablero tomo el turno,
recupero la calma y pienso en acariciarte,
como esa vez, mientras cantábamos,
cuando te saqué a bailar de entre las sombras,
y te besé sabiendo lo que siempre supe...

Que solemnes no servimos para nada,
que la inmovilidad es enemiga de la vida
y que de todos mis demonios eres el favorito
solamente porque sabes sonreír.



lunes, septiembre 13, 2010

Astromelias

Nada más del nombre me enamoro
pero también tienen algo de fiera
esas pequeñas, como besos explosivos
con un discreto olor a pólvora.

Pintas de tigre, duración de suspiro,
mis astromelias se abren
contenidas en la transparencia
doble del agua y el cristal pulido.

Pura intensidad sin perfume,
niñas del campo,
hermosas y traviesas como yo
cuando se me olvida el tiempo.

Cuando mueren no se queman
como las rosas que hacen
de la casa un cementerio:
se les va el color muy despacito,
se transforman en hierba que palidece
hasta que ya no sabes si existieron.

No duelen, no hacen ruido,
tienen paso de nube, voz de trino
y como tú, cuando te pienso,
se van diluyendo en el recuerdo.


viernes, septiembre 10, 2010

Pequeñísima locura...

Así es esto, amor mío, de ir construyendo otro siglo.
Nadie sabe qué dirán los libros de texto del futuro
acerca de estos días superficiales en los que sabemos
el estado de ánimo y la música del otro, ignorando
si sus noches son de leche y pan o de alcohol e insomnio.

Este tiempo asqueroso de muertos que omitimos.

Así es, Mirada de Locura, nada sabemos
porque nada existe, vamos caminando en línea recta
o entrenando sobre la banda de un aparato que nos forma
como si hubiera razones para correr,
direcciones qué tomar, ideas qué materializar.

Este tiempo asqueroso de muertos que omitimos.

Así es, amigo mío, creo religiosamente en el hubiera,
única perfecta verdad a la cuál aferrarse.
Sigo con el optimismo triste, la cursilería de ciudad,
tratando de no tocar las convicciones, de besarte sin pensar,
de hacer el plan A, B y Z para cada momento
y confirmar que no me gusta perder, que no voy a perder
porque conozco la falta de solidez de este mundo
que ni siquiera
tiene la decencia de estar hecho de papel.

En el rango de las posibilidades me muevo por preferencias:
amor vivo antes que labios sin compromisos,
puta enloquecedora antes que novia triste,
musa de los extraños antes que amiga de cafetería,
hija egoísta antes que devoto miembro de familia mexicana,
planeadora de accidentes antes que víctima sin consciencia.

Este tiempo asqueroso de muertos que omitimos.

Hoy traigo el desquiciamiento en la piel y no hay problema,
solamente que me largo a buscar besos y tragos, canciones
que me hagan reír, olvidar o recordar mi cuerpo...




martes, septiembre 07, 2010

Madre

Mi madre nunca supo lo que era una madre.
Por eso ella y yo tuvimos que ir buscando,
cada una por su lado,
el significado que puede tener el conocer
aquí afuera lo que estuvo tan dentro.

Hermosa joven, tiene cabello largo,
ojos grandes, manos de sangre luminiscente
y una cuchara de madera para darle vuelta
a los pensamientos sin abrir la boca fresca.

Mujer dulce, que esconde el terror
del que es dueña, los secretos tristes
de saber que dar la vida es quebrantar
todas las ilusiones y dejar que el otro crezca,
se retuerza, yerre, sufra, sienta
y construya lo que puede ser sin violentarlo
con mentiras o pendientes inmediatos.

Servir sopa caliente, remendar roturas
con abrazos invisibles, miradas largas,
besos de tierra que sólo plantean una pregunta...

Una madre debiera no tener más nombre
que el del tiempo del hogar, que no transcurre:
esos ojos que se prenden de tus ojos
al momento de nacer, reconociendo
la separación que comienza y nunca,
nunca se termina...


Neblina, el día que nació (gracias, V).

lunes, septiembre 06, 2010

Padre

Un hombre que invita a la ley,
ojos húmedos sin sueño, risa
que sin complicar matiza.

Para mi padre querría hacer una oración
que capturara la verdad de cada "no" que me regala,
pero no puedo, no es una idea ni un recuerdo
no está hecho de admiración, él es real.

Me enternezco los huesos el viernes por la noche
en la cocina, ron con coca-cola e historias,
despensa de soltero, madera que no se apila:
en movimiento nacen las siluetas,
reyes feos, felinos de anacahuita
que rugen al silencio de nuestra montaña.

Mi padre me enseña los caminos sencillos
y me recuerda el paso del tiempo.
Tiene la capacidad de la solidez
y el arte de la soledad,
la paciencia de ver a las mujeres retorcerse
en sus propios laberintos y sonreír
de pura ternura cuando mira las melenas,
las uñas y los dientes que no besan:
es que él me enseño a no ser una niña,
a valerme como ser humano,
a usar los poderes que todos tenemos.

Pero además
me presta su nombre cuando olvido el mío,
su mano cuando creo que caigo,
su voz cuando no puedo escuchar
más que el ruido ilógico de mi alma confundida.

No debiera hablar de él así,
este no es un homenaje solemne:
Arturo,
el hombre que me dio algo más
que la posibilidad de la vida.

Ese es mi padre.


miércoles, septiembre 01, 2010

A veces


Para el Barón Rampante.

Yo soy algo más
que una chica de falda negra
sonriéndole a extraños y conocidos,
usando la amabilidad como forma de trabajo
y escuchando atentamente las historias de otras gentes.

Soy una niña
desesperada que canta
en la fila del tormento de motores,
observando a los extraños sin nombre de cada día,
y devolviéndole la mirada a quien se deje ser humano.

También soy una amante
que observa paciente las evoluciones
de las manos tatuadas que acaricia los domingos
y teje pensando en las sorpresas que le da la realidad
mientras recuerda las palabras de la noche, sin acabar de creerlas.

Pero a veces
soy una mujer de carne
que se escapa por las tardes y se sienta
a la mesa de un amigo y agradece el rato
en el que sólo vale el ritmo de la tarde y de las luces.

Cuidamos del mundo,
acariciamos los detalles y sabores,
el tiempo se suspende con el juego de las gatas:
hablo, hablas, la vida se aclara a través de la cerveza
y todo queda de nuevo en su lugar con el calor de un plato de sopa.

miércoles, agosto 25, 2010

Sin deudas

Yo ya no tengo deudas por pagar;
por eso puedo sonreír y querer sin condiciones.

Hubo un tiempo en el que las hormigas rojas
se me subían en los brazos hasta hacerme llorar,
cuando me daba cuenta que las palabras
no son actos
pero jamás se olvidan.

Cada promesa, cada declaración es un peso muerto
asesinado por la verdad antes de hacerse realidad:
hacer llorar al otro duele estúpidamente,
porque compartir lágrimas no es consuelo
ni manera de saldar ninguna cuenta.

***

Hay un hombre de fuego que no para de inventar el mundo.
Tiene en los dedos y en los ojos un poder que asombra:
sabe desbaratar vacíos y encontrarse mi mirada
en las costas, en las islas, en la punta de la montaña.

Lejos, desde el filo de la ventana, a media tarde,
escucho un avión pasar sobre su cabeza:
callamos juntos y luego reímos porque el tiempo sucede
y por un minuto nos sorprende tomados de la mano.

Es una llama de música que no se aleja de mi ritmo
porque sabe que siempre podemos dar una vuelta de timón.

***

Hay un hombre como un barco
que se lleva a sí mismo por océanos de aire.
Es callado, besa y muerde como las piedras de agua,
sabe cantar y jugar con los niños y los enfermos.

A veces, en las tempestades, cierra las compuertas
y se atrapa en una ola inmóvil,
tratando de achicar y no morir en el intento,
a la deriva, siempre buscando.

Es una nave que miro desde mi silla, alumbrada
por la pasión que me permite comprenderlo.

***

Y yo que llegué a creer que nunca volvería
a amar la sombra de los desconocidos.
Yo, la que casi se sepulta en la costumbre
de vivir la vida paso a paso.

Vuelvo a temblar de placer y de historias,
he recuperado el arte de ser lo que soy:
algo indefinible pero que anda, cuida e inventa.

miércoles, agosto 18, 2010

Flashback

Esta tarde ví a una monja
que me dio clases en la primaria.
Cerraba la puerta del colegio
en el que atravesé casi toda mi infancia.

Apenas nos miramos, como dos desconocidas
que se encuentran en un sueño que al despertar se olvida.

Me di cuenta de lo cerca que estoy de mi pasado,
sin apenas creerlo, sin apenas pensarlo:
el parque, la iglesia, esa escuela de secretos,
la casa en la que conocí a mis padres, aún enamorados.

Y no puedo explicar lo que sentí ante ese ser
de cabello corto y uniforme azul marino,
traída por casualidad de los recuerdos de una niña
a la que dios le rompió el corazón ya hace tanto tiempo.

Quise por un momento detener el auto, decir hola,
preguntar su nombre y quizás hablarle
de la vida en la jaula de mil aves,
del sabor del tequila en otra boca,
del cansancio, del deseo y los errores
con los que se va aprendiendo que el absurdo
no es razón suficiente para un ser divino.

Pero tuve miedo de su imagen hermética
que era exactamente la misma:
misma boca agria, mismas manos curtidas,
misma llave de plata. Esa monja no ha envejecido,
por lo tanto, no ha vivido.
Y para hablar con los muertos
es necesario haberlos querido.

miércoles, agosto 11, 2010

Saliendo de la sombra

La punta de los dedos que se muerden
a sí mismos, sin quererlo, buscando,
no sé,
el aroma a sexo del domingo,
el ajo entre las uñas o el metal
de la barra olímpica en el instante
en que el cielo se vuelve púrpura.

A veces no se sabe
si es hambre, miedo
o ansiedad de estar vivo
en este mundo que no tiene orillas
pero sí muchos precipicios.

Entiendo por qué algunos quisieron
refugiarse en el absurdo de la fe,
y otros en el amor absoluto
que no existe.

Prefiero a ese hombre
que mira a una mujer
y piensa que anda como flotando
en su propio universo
sin responder a las miradas de los otros
pero siempre encontrando la de él.

Estamos tan solos, querido mío,
es tan difícil durar en el tiempo de la carne,
que quizás solamente queda
la pasión prolongada en el esfuerzo,
la elección,
la lucha por sobrevivir al secreto.

Los nombres a veces sobran:
alguien ya nos nombró cuando nacimos
y de todas formas vamos
sin saber quiénes somos,
tropezando
hacia la salida
del tunel oscuro del infierno.

Anoche, recordando los ojos de mi amante
pensé:
"porque amo, porque siento,
no soy una sombra..."

miércoles, agosto 04, 2010

Reflejos

Él se reflejaba en los espejos de mi casa,
en los que solamente yo tenía permiso
de aparecer.

Y mirarme fijamente, tratando de entender
las razones de esa necesidad
de huir constantemente,
de abandonar las rutinas
apenas construídas
de oler el cambio, ensayar el abandono
y desdecirme de todas las caricias maternales.

El pavor que el "para siempre" me provoca
proviene de la certeza
de que atar a alguien de esa forma
es una modalidad de la crueldad.

Uno que muta, se refleja y cambia
no puede permanecer anclado a una sentencia
de esas sucias
que se llaman promesas.

Pero ese hombre se reflejaba en los espejos
de mi casa.
Esos que son sólo míos
y de los desvaríos.

domingo, agosto 01, 2010

Ensayo de un hombre

Conozco a un hombre sin más convicción que la guía de su mirada.
Es inocente y malvado como los niños, por eso tiene intacta la paciencia.
Deshace mañanas enteras, construye noches en las que se bebe
como la gente grande y se come en largas sobremesas de canciones
y ensoñaciones de humo azul, serenas como el tiempo que perdí
aprendiendo que lo importante siempre es cualquier cosa.

Ese hombre que va y viene sin tropezar más de lo debido
tiene un sombrero, una mujer cuya silueta se adapta a cada extraña
y un número de la suerte que está a punto de aparecer.
Las sábanas de su cama son azules y el techo de su habitación
está lleno de burbujas de agua en las que duermen los nombres
de las niñas pequeñas y grandes que sonrieron a su lado.

Conocerle las esquinas es un arte de ciegos
y reinventarle los músculos un trabajo de agua caliente,
jabón y temple matutino.

A ratos ama. A ratos duda. Se muestra y no sé si sabe
que lo que veo en él me quita un poco la orfandad
de los reproches del miedo y me devuelve el poder
milagroso de salvar a mi ciudad de la horca.

Y eso jamás me podría lastimar.

martes, julio 27, 2010

Fuera del mundo

El tiempo de las pequeñas gotas
que resbalan por la comisura
apenas descrita de unos labios
es algo que no forma parte del mundo.

Las horas de los amantes
que se dedican a explorar
universos de texturas y gruñidos,
a medir
el impulso y la provocación,
no forman parte del mundo.

Tal vez
por eso flotan
y son casi desdeñados por aquellos
que no sienten la misma cosa.
Observarlos es
un espectáculo lento de sonrisas,
roces y trasgresiones,
miradas y ensimismamientos.

Y eso le recuerda al espectador
que lo mejor del mundo
es
irremediablemente
estar fuera de él.

martes, julio 20, 2010

Temporada de alacranes

Vamos a ensayar los aplausos
que se dan después del tiempo de mentir.
Es simple, sólo se trata de unir las manos
repetidas veces y celebrarlo todo
con una estúpida sonrisa de satisfacción.

Así de fácil, tanto como
acariciar a una gatita de ojos confusos
o comer con el más guapo de los hombres
en horario castigado por darle largas,
aunque yo sepa que también me quiere.

Tanto como los mares, los mensajes, la comida
que se guisa a media tarde mientras pienso
en las palabras y toda esa facilidad sorpresiva
que me hace apostar una esquinita del alma
y andar toda la tarde la ciudad sin reconocerla
mas que en una ausencia que me sabe demasiado bien.

Y no prometer, no preguntar, no bailar de día,
seguir marcando ciudades e islas en un mapa
hasta el momento del escape
cuando comencemos a unirlas con puntadas de hilo rojo.

Es temporada de alacranes y cuando los veo
ya no grito, ni huyo ni llamo a mi padre.
Les pido permiso de pasar
porque estoy descalza y no quiero despertar del todo.
Ellos no me han hecho nada, esta es su casa
y yo sólo voy de paso...

jueves, julio 15, 2010

Querido

Corazón, amorcito,
dulce bestia con sombrero.
Yo soy la niña que se acuna entre tus brazos,
la pérdida candorosa del decoro y la lealtad,
el puente entre tu infierno y el mundo,
de la mano por el parque,
alimentando a los caracoles y a los presos.

Para que se apiade de ti el destino
hace falta que le regales uno de tus dedos,
ese, mi favorito, el que gira la rueda de la fortuna
en nuestra isla atada a la tierra,
dudosa entre querernos o condenarnos
si no somos capaces de llegar a ella.

Mi niño hermoso, mi terrible error,
me vale madres el mundo,
treinta metros cuadrados son mi reino
si vienes con tus mariposas asesinas
a bailar y tejer planes posibles
tan viables que ya me mareo
y todavía no llega enero...

miércoles, julio 14, 2010

Vidas paralelas

Para Enrique.

Conozco gente que trabaja y construye
enamorada de sí misma u odiándose discretamente;
personas que pasan por la vida como se pasa por la fiebre,
aguantando, sobreponiéndose al miedo, viendo hacia afuera
y omitiendo con cuidado la brutalidad de la muerte.

No es un mundo fácil. Harían falta
millones de mujeres nobles de brazos largos y suaves
que cantaran al oído de las almas de piedra,
deshaciendo todo el daño que nos provocamos
por ceguera, por frío, por desamor o por niebla.

Y de pronto ese par de ojos que podrían ser transparentes,
tan, tan lejos, en la tierra perfecta de la lluvia
me recuerdan que hay sonrisas imperecederas,
aventuras con consecuencias como oportunidades,
temblores en cada mirada que se deja reflejar.

¿Cómo se puede ser cómplice, amigo, amor
con la traba de los años, con la historia a cuestas
y la perra soledad que nos hace desandar cada camino?
Tú me diste una respuesta, tú te me apareces y me cuentas
una vida plena que transcurre paralela a esta.

miércoles, julio 07, 2010

Un poquito de poesía

¿Para qué sirve escribir líneas que glorifiquen
lo que ya de por sí es perfecto?

"Sin palabras", dices, como las piedras
y se me quedan en los dedos los temblores,
cada vez es menor la oportunidad de la ternura,
de los encuentros entre bestias,
la bendita inconsciencia sin culpa o consecuencias.

Necesito
un poquito de poesía para sacarte
brevemente de entre mis piernas,
convertirte en materia de mi mente
y salvarme de revivirte
cada vez que cierro los ojos.

viernes, julio 02, 2010

El amor de mi vida

Está hecho de carne y botones
que se fueron cayendo en las avenidas,
por la velocidad y ese vicio imposible
de dejar pedacitos de sí mismo como pistas.

Lo reconozco en las espaldas-refugio
que a veces me presta la vida, juto a una ventana
siempre sin estrellas, pares de ojos
que están vivos como animales olvidados.

Ha sido mio a ratos, sobre las letras,
siempre en los sueños, en las promesas,
esas tonterías que decimos sin pensar
y que luego masticamos dolorosamente en el tiempo.

Y no me atrevo a invocarlo, espero a que regrese
quizás esta vez con nombre propio,
aburrido de ser muchos, decidido a tener vida
y a matarme de amor con su muerte.

martes, junio 22, 2010

Volar


Yo quería decirte que sobre ese cielo nublado
podríamos lanzarnos desde los tallos de bambú
como pájaros suicidas o exiliados a la mar,
a buscar palabras nuevas que se nos pegaran
como pequeños crustáceos oportunistas
a la lengua, a las alas, a los sueños.

Porque las nubes parecen más cercanas
entre tantos edificios y volar, volar es fácil,
una cuestión de ganas, un paso metodológico,
una decisión que se toma con tendones y falanges,
así como se decide amar, tal como se renuncia a perder,
agitando el viento, ostentando la facilidad.

Pero no te dije nada. Sólo te tomé de la mano
[en mi mente]
y saltamos juntos hacia ninguna parte.

domingo, mayo 30, 2010

Sueño de manzanas


Si de la punta de los dedos de una mujer
cayera la luz que protege a los enfermos,
y de una mirada que se desmorona
dependiera la saciedad del tiempo.

Si curarse del dolor de la existencia
fuera posible, sostenible, viable,
y hablar fuera suficiente para decir algo, entonces,
sólo entonces, sabría que me comprendes.

Y la piel de sol de las manzanas cantaría
con el olor dulce de la carne entre los dientes
y por tu garganta podría correr la melodía
del sabor que sólo quien se come al mundo entiende.

miércoles, mayo 19, 2010

Sobre el suicidio

Tiene, en su soledad,
la trama del tiempo denso
y las tijeras para decidir el fin
en un corte limpio de metal.

Pero le falta la firmeza para decidir
ser su propio juez y verdugo
y tirar por la borda las sonrisas
que aún podrían ser en su amargura.

Aunque nada lo ate y vague
entre el hartazgo y el dolor,
no renuncia a la posibilidad de ser
lo que ha soñado, deseado, negado.

La ilusión lo atrapa en una vida
demasiado tediosa para amarla,
pero suficientemente tentadora
como para conservarla.

No sabía si era amor a la vida
o tal vez adicción a la fantasía,
lo que jamás imaginó era
que el destino no existia.

Todo era, a fin de cuentas,
pura construcción, nunca ilusión.
Y él estaba ya muerto de asfixia
víctima de la inmovilidad.

sábado, mayo 08, 2010

Destrucción



Frente a un cuerpo, otro
y entre ellos el espacio
por el que vuelan las motas de polvo
que se desprenden de las cosas.

Música imperceptible
al ritmo de la cual se desmoronan
el mundo y sus milagros,
la vida y el misterio.

Tan lenta es la muerte
que los pasos de la gente
son como el latido acelerado
de una verdad ignorada.

miércoles, abril 28, 2010

Claridad en los conceptos

Yo
ya no tengo enamorados y no sé
si renuncié temporalmente a las ilusiones
o dejé de confundir ciertos conceptos.

Hace tanto que perseguía
el amor como una perra hambrienta,
tratando de hacerlo caber en el deseo,
de meter las miradas y la piel entera
en el sucio territorio de lo eterno.

Claridad, dice la voz del viento:
una boca es sólo eso y un beso la sustancia
que atraviesa la carne: un lazo delicado,
una cuestión de pericia, la gimnasia del momento.

Querer a mis amigos, amar a mis amantes,
suspender los absolutos y sorprenderme
ante la verdad de los que ofrecen lo que son
a cambio de lo mismo, regalando.


El dolor de corazón es un error metodológico.

miércoles, abril 21, 2010

A veces tengo malos pensamientos

Albert Plá en el Teatro de la Ciudad.


Desde la oscuridad
quisiera olvidar lo irremediable:
ir o venir, estar o desaparecer,
son consecuencias de la confusión
cuidadosamente preservada
de no creerme con deberes para nadie,
ni siquiera para mi...

Veo a esos dos que quise
a unos metros, creo que no me ven,
y están tan lejos como parecen,
perfectos y ajenos ya, ellos,
los que antes llamé mi familia.

A veces los extraño, otras los odio
por su maravillosa ética flexible
que juzga en una sola dirección,
por su carácter de chiquillos terribles,
de mártires sin piedad.

Es que fueron tantos años,
tantos códigos suspendidos
aún empleados separadamente,
tanta amargura llevada a medias
y el dolor entero de crecer en la arrogancia.

Estas querencias no pasan por las palabras
¿Para qué acercarse? No tiene sentido.
Se diluyen en la muchedumbre hacia la salida
y una tristeza vaga me invade aunque no quiera:
Ninguna verdad dogmática resiste argumentos
pero eso no es algo pueda decirles.

miércoles, abril 14, 2010

Apariencias




¿A quién ama el hombre sabio con el turno al micrófono?
¿Qué recuerdo fantasmagórico lo hizo pensar tanto en lo que es?
¿Desayunó bien, le duele la cabeza, tiene gastritis?
¿Cómo era el pensador cuando no tenía canas?

La muchacha comenta al oído de su amiga
algo urgente y preocupante
cuidadosa de no ser escuchada, esperando una respuesta.

Acaso se preguntaba, como yo,
cuál es la magia que sucede entre los individuos
con sus cuerpos y querencias, su circunstancia ineludible,
para construir el encanto de lo social,
para crear la ilusión
de comunidad.

Y yo que sólo veo ojos, intenciones y sentimientos
no puedo acabar de creerme que eso fuera un simposio académico.

sábado, abril 10, 2010

Juegos

Sacar a bailarme,
comenzar a besarme,
aprender a retorcerme.

Olvidar en el rumor de las palabras,
ese nombre que tenía,
aquella historia no iniciada.

Juegos de piruetas incandescentes:
el postre antes de la cena y un beso
me renuevan por un rato
la fe en los extraños.

miércoles, marzo 31, 2010

Fantasmas en el cine


Y si no hay nadie en el cine puedes jugar a ser un fantasma. Los empleados ya tienen el corazón oprimido por trabajar en un edificio más alto que su imaginación, por entrar por las tripas del monstruo en series cruzadas de escalones metálicos que no permiten mover los músculos, así que toman la presencia de los espectadores extemporáneos con la misma naturalidad que una mota de polvo sobre las mesas de acrílico y poliéster, tal vez como una invención provocada por la luz que nunca varía en interiores, vete tú a saber qué cosas ven sin sentir esos seres extraños sin piernas que siempre están del otro lado del mostrador.

Un fantasma en los baños limpísimos, alineados, en los espejos que nunca nadie mira y las filas de butacas que son como niños asustados quietecitos con miedo a la oscuridad. Te sientas en medio de todos ellos, se apagan las luces, tiemblas de emoción porque nadie está ahí para compartir la respiración. Tomas aire, abres bien los ojos: la función va a comenzar.

miércoles, marzo 24, 2010

Extraños

Entendido estaba
que seríamos extraños para siempre,
besándonos de reojo
[rozando con la punta de los dedos
el borde de la tela que nos cubre].

Puntos en la red del tiempo somos,
pequeñísimos testigos
que dejan pistas invisibles
a la orilla de un mundo sin tropiezos.

Cambiar de perspectiva
con referencia a la ausencia o la presencia
reconocer detalles inexistentes
atesorar con fruición los papeles
en los que jamás escribiremos nuestros nombres.

No hay mejor deber que imaginar:
los que no se conocen, nunca pueden abandonarse.

miércoles, marzo 17, 2010

Cosas que me gustan (cosas que no)

El sol saliendo a 60 kilómetros por hora
(la voz ronca de los ejes viales)

El reflejo repetido de los retrovisores
(las miradas lascivas a través de la calle)

Los extraños que sonríen en las bibliotecas
(los hombres con culo de mujer)

El bajo voltaje que juguetea
(el espanto de los idiotas ante la lluvia)

El regreso del Extraño que esperaba
(los encuentros triviales con funcionarios)

Los niños que se rebelan gritando en las filas
(las madres impacientes que no juegan)

Tus ojos tímidos que preguntan sin cesar
(las dolencias que no preguntan por la vida)

Los poemas dejados al aire con rumbo bien marcado
(las estructuras sin punto débil)

La filosofía después de las nueve de la noche
(el silencio sin pistas que brillen en la oscuridad)

Tu boca los domingos clandestinos
(el tiempo a cuentagotas del elevador)

Las moneditas a golpe de cadera
(la charla sosa de la espera casual)

Y todo hoy. Y todo siempre.

miércoles, marzo 10, 2010

Para un hombre a punto de viajar


Y es que alejarse y subir son cuestiones del dejar de ser,
convertirse de nuevo en sólo posibilidad y ojos
que devorarán todo lo nuevo sin poder hacerlo coherente.
Los viajes cortos son sueños lúcidos de texturas y sabores;
los largos aventuras de personalidades alternativas.

Volar se puede y sentir, temblando por la falta de control,
la textura de las nubes que no presagian nada,
que son sólo gotas de agua condensada, alejadas del contexto,
siendo para tus ojos que poco a poco se encandilan,
invitándote a dejarte llevar por los monstruos fabulosos de metal.

Allá sólo hay espejos y sorpresas, el mismo mundo,
tan viejo que vas a sentirte nuevo otra vez,
listo para tender la red del discurso sobre las calles,
los campos y edificios, las mujeres hermosas
que nunca volverás a ver.

Pequeños triunfos, grandes revelaciones:
nadie es sólo lo que cree que es
(sobre todo cuando se está en otra parte).

domingo, febrero 28, 2010

Milagros del aire


Eran los tiempos del viento
y el descubrimiento de las montañas:
estábamos más cerca del borde
de lo que habíamos imaginado.

Entre el humo y la velocidad,
habíamos perdido el rastro
de las cimas y los astros.
Flotábamos en la ensoñación
de los días que huyen sin nombre.

Vinieron las nubes a despertarnos,
a enseñarnos las rutas del aire
en los dibujos efímeros del instante
portentoso que precede a la noche.

Y estuvimos a punto de salir
de los salones y las oficinas
para acostarnos en la hierba
y dedicarnos a mirar, a respirar, a vivir.

Mas justo a tiempo recordamos
que lo hermoso no cambia el mundo
que había que checar tarjeta, echar la llave
y correr hacia la casa a refugiarnos
de nuestra propia incapacidad.

miércoles, febrero 17, 2010

Sonámbula


Perdida estabas, agitada entre los pasillos de colores,
buscando el zapatito que el bebé dejó caer
en algún punto del camino distraído de la compra,
tarareando las canciones que salen de bocinas invisibles
deslumbrada, un poco, por el orden de las latas,
la limpieza del piso, la fealdad del techo altísimo de lámina,
los empleados muriendo de tristeza, de enojo contenido,
de indiferencia atroz por tus problema.

El bebé sonríe porque corres y te mueves,
mientras él abraza su pie diminuto dentro del calcetín
azul, quizás blanco, no puedes perder un zapatito más,
debes hallarlo, este lugar es demasiado grande.

Y tú estás tan cansada que podrías
sentarte a llorar en los carruseles de ropa,
a dormir el sueño de las lechugas desmayadas,
esconderte detrás de la concentración de carritos
perfectos, azules, rojos, eficientes,
listos para llevar la miseria de cualquiera
por el camino artificial de la bonanza,
cortando con elegancia las esquinas.

Como en el juego del timbiriche, cerrando cuadros,
trazando una ruta a lápiz imaginario
hasta la caja, hacia la puerta, otra vez al mundo
que te hace tanto daño.

miércoles, febrero 03, 2010

Túnel

Rollende Tonnen, Henri Cartier-Bresson.


Allá nos lanzamos, arriesgados,
aventurando el otro lado del túnel,
deslizando las suelas
con miedo de caer
y mancharnos la ropa
con la turbia materia de lo desconocido.

Brillamos, sí, lo hicimos,
ante los ojos de quienes quedaron atrás:
encarnábamos la posibilidad de lo nuevo
la promesa de lo extraño,
el deseo de una respuesta.

Nadie se imaginaba entonces
que volveríamos tan sólo
con un saco lleno de preguntas.

viernes, enero 29, 2010

Otra vez tu muerte


La muerte no acecha,
no se presenta,
tampoco se piensa.

No hay nada que en lo muerto,
no sea desintegración y mudo espanto.

Los cadáveres no son amados:
el cuerpo de un amigo en un ataúd
es tan sólo la terrible prueba
de la ausencia de palabra
y la bienvenida de la falta.

Tan estéril, tan ajena,
temida o anhelada,
la muerte apenas nos roza
nos hace patente el doloroso
deber de continuar sin un espejo.

Todavía puedo llorar,
porque aún me hace falta
la voz de tu pasión y las historias
que sólo tú puedes contar.

No quiero, a casi cinco años de serlo,
ser tu sobreviviente.

No quiero morir pero aún quiero
que no estés muerto.

domingo, enero 24, 2010

Sombras

Paseo de la Reforma


She walks throug the streets
with her eyes painted red
under a black belly of cloud in the rain.
In through a doorway
she brings me white golden pearls
stolen from the sea.

She's raging...

U2, Running to stand still.


El sol se cuela entre dos edificios
y se aprecia el brillo que parece
calentar la piedra, revivir el cristal:
aquél era un paseo arbolado,
hoy una lucha de sombras
por el frío de los mortales.

Los grandes monumentos
que celebran el progreso
están muertos como la felicidad.
El ideal de la vida es mentira
y este mundo, limpio y recto,
ya no tiene sorpresas para darnos.

Tapar el cielo con pisos de oficinas
con camas heladas, paisajes anónimos,
es tan obsceno como el cuento
que se le promete a cada virgen niña
y se arrebata a cada vieja con el alma rota.

Plegaria



Ayúdame a romper los muros,
bendíceme con tu silencio,
deslumbra este camino,
regálame el no ver.

Apártame de encontrar
en el estuco los siglos que pasaron
y en la imagen muerta de los santos
el temor de estar equivocada,
de ser culpable,
de ser.

Llora conmigo
la ceguera de ver lo escuchado,
de temblar lo creído,
de sentir lo comprado.

Ábreme los ojos,
núblame el entendimiento,
dame un mundo nuevo
en el que pueda poner
piedra sobre idea,
sueño sobre historia
y sorpresa sobre certeza.

Ayúdame, otra vez, a nacer.