viernes, junio 29, 2012

Lejanas


Yo vi a las hermosas mujeres
de voces suaves y cuerpos breves
que observan los detalles con ojos
que nunca podré poseer.

Llevan los brazos gemelos,
aros dobles que brillan y resuenan
y la punta de los dedos pintada de rojo
para dibujar el contorno del viento.

Entienden sin palabras
el valor de la llama conservada,
son la carne sagrada, la lógica de la simetría,
la carga de los símbolos sin tiempo.

Cuando bailan, envueltas en seda,
recrean el origen de lo vivo,
escriben historias con las manos,
besan el aire y le dan contorno al mundo
con el rabillo del ojo
y la contundencia de lo femenino.




viernes, junio 22, 2012

Viernes

Es viernes a medio día
y las madrileñas insolentes
pasean sus piernas largas al sol,
sonriendo a los pobres miserables
que saben que toda esa carne
se exhibe sin posibilidad de gozarse.

Los árboles crecen sobre los aspersores
y el empleado anónimo del parque
derrama sangre verde con la podadora,
estremeciendo a los corredores
con el aroma vegetal de la muerte.

Un negro a la sombra sonríe y espera,
a que pase la policía para mostrar su mercancía.
Es una cuestión de ritmo, vigilar, saltarse las reglas
y no alterar la paz de los autos que corren por Alcalá.

Es viernes y el sol recorre su camino sin placeres,
hasta los cuerpos tostándose en la hierba
son preparativos para la noche de cañas,
las terrazas salvajes, el olor del cabello mojado
y las calles cruzadas de miradas y de gritos,
la multitud persiguiendo el rastro de la música,
el sexo furtivo, la risa y el discurso que se olvidan.

Y perdidos en lo alto de la barra del Revuelta,
tú y yo, registrando entre besos y espejos
los rituales de este mundo de personajes,
relatando los detalles del instante
para nuestra caja de recuerdos.


viernes, junio 08, 2012

La ciudad azul

Ya me habías dicho
que después de la montaña estaban las fortalezas,
las calles del barrio musulmán en Jodhpur
en las que las palabras se vuelven música
porque no comprendes otra cosa
que las miradas y las sonrisas.

Caminábamos entre las multitudes
buscando espejos negros a pares,
metiéndonos en la boca los nombres,
tan sutiles que no pudimos aprenderlos,
tuvimos que practicar mientras reíamos
y dejarnos llevar por la ternura de los hombres,
la timidez implacable de la belleza en las mujeres
y el correteo de los niños, que allí,
siempre son felices.


Sonnal y Carlos jugando karam