domingo, febrero 04, 2007

Domingo, temprano en la mañana

Estabas detrás de un sueño adormilado
el dolor de los músculos no te permitía pensar
el frío se metía por las plantas de tus pies,
te pasaba por la columna vertebral
terminaba en tu cerebro confundido.

Mejor despertar a la nublada vida,
la avenida se hace larga con los autos que silban solitarios
a toda velocidad, para variar.

Mejor ir acostumbrando los ojos a la luz escasa,
al domingo más tranquilo de febrero,
son las ocho y media de la mañana
el día comienza
y el frío va desapareciendo bajo la quieta realidad.