jueves, marzo 03, 2011

Ahora

Me hubiera puesto a escribir
un largo poema acerca
de cómo desayunan en domingo
las mujeres que me gustan de la tierra.
Se regodean, sonríen satisfechas,
bailan sin moverse al ritmo
de la costumbre de pasar los días
como vasos de agua que se quiebran.

O hubiera podido
describir los paraísos,
selváticos y calculados,
de los sitios elegantes para cenar
en esta ciudad sin calles dirigidas,
amontonamiento de ideas,
abandono letal de los cines,
casa de las angustias sin nombre.

Pero estaba contigo que miras
y encuadras los restos de belleza,
aíslas los conceptos,
obvias la falta de ritmo
para escuchar mis gruñidos de cachorro.

Tan bella,
tan suave, tan hermosa
que me reconozco
no por lo que soy
sino por lo que voy siendo.
Ahora que terminó el desafío,
que comienzan los caminos,
zarpamos muy despacio,
todo el tiempo comenzamos
y esto es ser, ninguna cosa
que las palabras
puedan aprehender.