miércoles, octubre 27, 2010

Y es un juego


¿Qué es un beso sin discurso,
caído de la casualidad al mundo,
acunado por unos minutos
en el valle de los imposibles?

Es un ensayo, el juego de lo real
sacado del relato, puesto en el secreto,
una sensación que pierde a sus actores
convirtiéndose quizás en un recuerdo.

Labios abiertos apenas, dientes tibios,
la mordida marcada con precisión ahí
donde no puede evitarse verla
y sentir de nuevo los ojos de su autor.

Un beso gratuito puede ser la redención
después de un cigarro y una manzana,
una muestra de cariño, un ejercicio
de las habilidades adquiridas en el tiempo.

¿Cuántas veces he besado?
Todas aquellas en las que no he podido
explicar que no hace falta decir nada
para acercarse al otro y quererlo.

sábado, octubre 23, 2010

Maldormida

Y hoy,
en el cumpleaños de mi padre,
a punto de salir a bailar y
hablar con los desconocidos
que también son mi familia...

Cansada,
tanto soñar no puede ser bueno,
darle vueltas a las irrealidades,
andar en auto toda la noche
con mis muertos más queridos.

Débil,
la sangre me calienta, me pierde
ese golpe de coraje con que ando,
me deja flotando sobre minutos:
uno a la vez, como una enferma.

Tranquila,
he estado aquí tantas veces
a punto de vivir otro día con sueño
y recuperar el ritmo cantando,
dándole oportunidad a la sorpresa...

martes, octubre 19, 2010

Para querer...

Para querer
no hacen falta noches insomnes
o largas colecciones de imágenes
tomadas de la vida y sus detalles.

No es necesario
saberse más allá del tiempo,
robarle al milagro sus colores
ni tender paraísos sobre el viento.

Solamente
toma el instante para mirarse
en la carne y la voz de alguien,
encontrar el ritmo y respirar viviendo.

Ignorar al otro
pero poder imaginarlo,
admirar y aplaudir sus piruetas,
interpretar sus dolores y silencios.

Ser honesto.
Aquí nadie sabe nada más
que lo que siente e inventa:
su voluntad y su deseo.

domingo, octubre 10, 2010

Reglamento

Inspirado en el bonito post de Semidios. Y en mi amor.


1. Está prohibido decir adiós, sin importar la distancia, la ineficiencia de los aviones o los compromisos previamente adquiridos.

2. Beber vodka sin congelar en la cocina después de las doce de la noche es pecado contra el decoro en tercer grado.

3. Esa canción debe cantarse en el auto, sin importar el cansancio del sol, los accidentes del asfalto o la imbecilidad de la especie humana.

4. Esa otra canción deberá tararearse como si remáramos navegando el uno hacia el otro, en honor a los incendios sucedidos hace seis años.

5. La música para bailar será elegida aleatoriamente en la sala y enfrentada con valor en las cantinas de mala muerte.

6. El que bese primero tiene que robarle el aliento al otro antes de aclararle los ojos.

7. Cualquier declaración hecha antes del amanecer será considerada un paso más en el perfeccionamiento de lo gratuito.

8. Los cambios de planes deberán notificarse con una mirada de anticipación, girando sobre la cadera y haciendo que el viento sople sobre los recuerdos.

9. Esas sonrisas son mías si saben a chocolate.

10. Esos gemidos son tuyos si logras hacerme sudar sin perder el ritmo.

11. Cualquier casa es nuestra casa si tiene una manta suave y tres horas de cine de vaqueros.

12. Arrancarle sonrisas a los extraños vale diez puntos. Si lo hacemos juntos, cincuenta. Si se logra en un lapso menor a cinco minutos, cien y una comida en el paraíso.

13. Cuando duermas te acariciaré la cabeza. Cuando yo duerma, me dejarás pegarme cuán larga soy a tu cuerpo. Si dormimos al mismo tiempo, los alacranes montarán la guardia.

14. El día termina cuando cerramos los ojos y el siguiente comienza con café, un beso o el rugido del hambre.

15. Todas estas reglas estarán vigentes del viernes al domingo de la semana que termina. Mañana, ya veremos.

miércoles, octubre 06, 2010

Momento

Si pudiera hacer más lento el tiempo
en el que el sol no sale y siento cada hueso,
detendría el humo para calcar sus líneas
en la pared azul que mira al cielo:
serían hilos delicados como el aire,
sin principio o fin, puras evoluciones
atrapadas en un trazo sin tormentos.

Saborear los recuerdos es un vicio
irrespetuoso, egoísta, inevitable:
este precario acuerdo con la nada
me deja al inicio, no hay historia,
solamente convicciones solipsistas,
encuentros suaves, como de corrientes
y espacio para cambiar el rumbo
en cualquier momento.