martes, enero 27, 2009

Viajando. Un reflejo.




Nos vamos, decimos adiós, transitamos por estaciones, viajamos al hogar, nos alejamos de casa, terminamos un descanso y enfilamos al siguiente punto de la ruta.

Así terminan las fiestas para familias jovencísimas, con abrazos ante la puerta de un autobús, siempre en un domingo soleado que se arrastra exhausto de contar minutos, que con un poco de esfuerzo sólo es una extensión cálida de vida.

Después de la despedida, dejamos un par de siluetas en el cristal. Lo que éramos en un instante, desprendiéndose lentamente de lo que somos y seremos. Poco a poco los recuerdos, las ideas de ese momento, la temperatura exacta y el aroma de una piel se diluyen en las palabras que los describen, en la foto apenas insinuada de un fragmento de segundo, en el que sin motivo, existimos.

jueves, enero 22, 2009

Viento

Antes de atraparlas
escapan con el viento.

Viene una idea,
la fijo, la saboreo
y de pronto llega algo
como una rueda descompuesta,
ese juego cuyo nombre no alcanzo,
en una reja de ventilación del metro,
roto, inservible, junto a un par de viejas
demasiado tristes como para escuchar
el escándalo del aire saliendo
por el tubo enorme, lleno de gritos
que nadie escucha.





Sigo caminando y otra vez
el sol se me mete en los huesos,
vienen de nuevo las palabras,
revoloteando.
Un pavo real aparece,
en plena avenida dos
protegido por un hombre herido
con un arma y agujetas medio hechas.





El mundo se impone siendo
impidiéndome relatar el matiz decidido
que había logrado atrapar.

Termino en el parque,
escribiendo acerca el sol
que me recordó todo el tiempo
que las palabras existen
más allá de esta realidad
que no se deja transformar
en algo que pueda nombrarse.


martes, enero 06, 2009

Escándalo




¿Quién chingados le quitó los mosaiquitos
con nombres de canciones al piso de la Cineteca?

Empieza el año y las cosas no están donde deben,
alguien decide que mis recuerdos de la secu
tienen que ser remodelados
y solamente el pedazo de metal para jugar a la luna
que me encuentro junto a la taquilla
me salva de largarme indignada.

Pero así es, pasan los recuerdos
y con ellos, los indicios de lo que fue,
de lo que ya nunca será.

Quizás por eso mismo son preciosos,
porque desaparecen
y de vez en cuando,
reaparecen como algo ganado a la muerte.