Érase una niña que dejó de serlo, un gato que no salía de casa, un mundito de colores que tenía un pequeño punto negro.
La niña no tan niña escribía mirando llover. "El mundo se está acabando, como dijo mi hermana", pensó, y siguió escribiendo para el gato y la planta de epazote que estaba en el escritorio.
Hacía frío, afuera los coches empapaban peatones, mentaban madres, corrían lento sin llegar a ningún lugar.
Otro día se estaba terminando, hacía frío y silencio, el cuerpo le pesó, se fue a la cama.
A veces la vida es así de sencilla.
miércoles, septiembre 12, 2007
viernes, septiembre 07, 2007
2,41 am
Silencio. Ruido. Silencio. Compresora. Grillo...
Me bailan las letras y todo se vuelve lento. La falta de referencia, el tiempo del carro que va y viene mientras mato el tiempo de maneras insospechadas. Son las dos cuarenta y uno de la mañana, el tío alberto goza de la piel de veinte años que lo esperó, la mala no practica el arrepentimiento y esta soledad parece la del final de una boda, después de emborracharse y bailar, sentada en una silla mirando amanecer sin día, en un falso final que se desvanece si te mueves.
Se me desmoronan las articulaciones, me siento viva. Huele a tinta y a mi, huele a los otros, duerme el mundo con paz prestada a los sueños de las niñas buenas malinterpretadas.
Duerme bien y cuando despiertes, dime cómo suena y a qué huele tu madrugada...
Me bailan las letras y todo se vuelve lento. La falta de referencia, el tiempo del carro que va y viene mientras mato el tiempo de maneras insospechadas. Son las dos cuarenta y uno de la mañana, el tío alberto goza de la piel de veinte años que lo esperó, la mala no practica el arrepentimiento y esta soledad parece la del final de una boda, después de emborracharse y bailar, sentada en una silla mirando amanecer sin día, en un falso final que se desvanece si te mueves.
Se me desmoronan las articulaciones, me siento viva. Huele a tinta y a mi, huele a los otros, duerme el mundo con paz prestada a los sueños de las niñas buenas malinterpretadas.
Duerme bien y cuando despiertes, dime cómo suena y a qué huele tu madrugada...
miércoles, septiembre 05, 2007
Azul
Ando por este, mi reino de tinta y eternas extensiones de blancura... Me gusta regodearme en el cansancio y observar a los otros, mis cómplices y compañeros, mirar cómo se afanan en las pequeñas tareas que implica sostener este universo minúsculo de color.
Luz blanca, todo este caos solvente y cálido se baña de ella, del humo constante de seis fumadores, de canciones cañeras interrumpidas por el teléfono. Del otro lado, por esa ventana, llega una voz, a la vez desconocida y reconocida, una voz que es muchas voces, recordándome las tonterías que se pueden decir con un manejo mínimo del lenguaje; diciéndome que hoy hace sol, que llueve mucho, que alguien llega y o que alguien muy querido decide irse.
Me duele la cabeza pero me río. El espejo del baño me devuelve una mirada brillante, rodeada de cansancio, buscando algo más allá de la imagen. Y me voy por la calle mojada cantando... Hasta mañana.
Luz blanca, todo este caos solvente y cálido se baña de ella, del humo constante de seis fumadores, de canciones cañeras interrumpidas por el teléfono. Del otro lado, por esa ventana, llega una voz, a la vez desconocida y reconocida, una voz que es muchas voces, recordándome las tonterías que se pueden decir con un manejo mínimo del lenguaje; diciéndome que hoy hace sol, que llueve mucho, que alguien llega y o que alguien muy querido decide irse.
Me duele la cabeza pero me río. El espejo del baño me devuelve una mirada brillante, rodeada de cansancio, buscando algo más allá de la imagen. Y me voy por la calle mojada cantando... Hasta mañana.
jueves, agosto 30, 2007
Escenas fortuitas
A la memoria de José Lorenzo Feijoo
Hubo un tiempo ya lejano en que te conocí casualmente. Ibas con una sonrisa medio abrumada por los recuerdos, bonachón y enamorado. Cuando bailabas coqueteabas con el aire, perdido en el humo denso de la noche, imaginando escenas atravesadas de deseo que beatificabas con el tiempo experto de tu cuerpo.
Alguna vez hablamos y tus palabras estaban llenas de mujeres menudas de ojos hermosos. Fue entonces que supe que eras un actor deambulando por la colonia Roma en busca de ron y tabaco. Actuabas dramáticamente tus cincuenta y tantos años, representabas a un niño viejo y amoroso que se prendaba de cualquier boca mórbida de barra, dibujabas siluetas con narraciones extraordinarias, amores perdidos, cárceles y lecciones dolorosas.
Cuando desapareciste de mi vida eras feliz: amabas y te amaban, ponías tus horas en un sótano disfrazado de restaurante y rezumabas una paz alegre que me cautivó siempre. Hoy, después de algunos años, me entero que estás muerto.
La historia de tus últimos pasos se me escapa y no la voy a reconstruir. No fuiste mi amigo ni hubo lazo que nos uniera, más que mi secretas ganas de ser como tú.
miércoles, agosto 29, 2007
cambio de round
Esto no es sino una intersección en la sinuosa recta de una vida. Un golpe definitivo de la tierra que cambia las cosas de lugar, los conceptos de color y los objetos de rostro. Una vez me sentí sola, otra enamorada, las más confundida o dudosa de mi lugar en este mundo.
Los días pasan y me traen pequeñas alegrías como caramelos que endulzan el instante preciso, le regalan un aroma, lo pintan como una gota de anilina en agua: sólo un instante de curvas que se diluyen en el vaso y dejan una idea que llamar recuerdo para traer a la mente en tiempo de sequía.
Me paso la lengua por los dientes (hace tanto que no lo hacía) y saboreo este espacio que no representa sino un enfrentamiento con mi estructura, con mis miedos. Ya no estoy donde estaba, mi casa no es mi casa, pero yo sigo siendo yo.
Los días pasan y me traen pequeñas alegrías como caramelos que endulzan el instante preciso, le regalan un aroma, lo pintan como una gota de anilina en agua: sólo un instante de curvas que se diluyen en el vaso y dejan una idea que llamar recuerdo para traer a la mente en tiempo de sequía.
Me paso la lengua por los dientes (hace tanto que no lo hacía) y saboreo este espacio que no representa sino un enfrentamiento con mi estructura, con mis miedos. Ya no estoy donde estaba, mi casa no es mi casa, pero yo sigo siendo yo.
sábado, agosto 25, 2007
Conexiones
De a poco se me viene encima la tarde soleada. El tráfico me concede una tregua de silencio y por un rato sólo escucho la blanca caída de la luz sobre mi espalda. En mi cabeza hierven las sensaciones como en un remolino confuso, desentonando por completo con la paz del día que ya va muriéndose.
Quedan adelante tantas cosas que me parece que el mundo es una fruta secreta abriéndose por el centro, jugosa y bella en su terrible simpleza. La vida está hecha de destellos, de manos uniéndose en un espasmo, de miradas líquidas apenas adivinadas, de intercambios imposibles de definir. La condición de existencia me atraviesa de lado a lado sin dejar rastros, con sólo un vuelco de corazón para llamar felicidad.
Quedan adelante tantas cosas que me parece que el mundo es una fruta secreta abriéndose por el centro, jugosa y bella en su terrible simpleza. La vida está hecha de destellos, de manos uniéndose en un espasmo, de miradas líquidas apenas adivinadas, de intercambios imposibles de definir. La condición de existencia me atraviesa de lado a lado sin dejar rastros, con sólo un vuelco de corazón para llamar felicidad.
jueves, junio 07, 2007
Para decir te quiero
Para decir te quiero en este mundo extraño, basta con mirar el buzón de entrada y sin contestar, saber que tus palabras están ahí.
A veces, para decir te quiero solamente te miro, te grito, o me alejo y observo tu vida desde la barrera, te recuerdo cuando manejo hacia el infierno de Santa Fe o te sueño como eras hace muchos, muchos años.
O quizás, antes de las ocho de la mañana, me digo que no sería completamente yo si no hubieras aparecido silbando, rechinando los dientes, mascullando dolores o escabulléndote con arte de la mierda de este mundo.
Te llamo amigo, hermana, amor o desconocido histérico en el tráfico. Te nombro bella dama en un bar, cliente, empleado o portera.
Te llamo... y casi siempre respondes.
A veces, para decir te quiero solamente te miro, te grito, o me alejo y observo tu vida desde la barrera, te recuerdo cuando manejo hacia el infierno de Santa Fe o te sueño como eras hace muchos, muchos años.
O quizás, antes de las ocho de la mañana, me digo que no sería completamente yo si no hubieras aparecido silbando, rechinando los dientes, mascullando dolores o escabulléndote con arte de la mierda de este mundo.
Te llamo amigo, hermana, amor o desconocido histérico en el tráfico. Te nombro bella dama en un bar, cliente, empleado o portera.
Te llamo... y casi siempre respondes.
domingo, mayo 27, 2007
Espejo roto
El mundo se quiebra y se intenta recomponer a cada instante. Es domingo y la avenida me regala un respiro, los autos se esconden en sus cuevas otros cino minutos y el café suena en la taza como un lago sonaría enmedio de la Huasteca. Así de hermosos son los rincones de esta guerra.
Porque allá, en la cocina, crecen las hojas de una papa cambray. Todas las mañanas le hablo, la dejo encargada al sol y me lanzo a trabajar. Mientras tanto, me pregunto la suerte de aquellos amigos que se han ido por nobles o estúpidas razones, y alguien ejecuta personas en todos los pueblos tranquilos que conocí en mi niñez.
No es este el mundo en el que nací, pero está siendo el mundo en donde crezco. El arte de la supervivencia se vuelve lo único importante; mi niño deambula por la casa con sueño; el gato me regaña por comida y descubro que ahora mismo es el primer momento tranquilo que tengo en varios días. El espejo roto en el que vivimos me ha dado una tregua perecedera, pero que es mi única razón para seguir amando esta tierra.
Porque allá, en la cocina, crecen las hojas de una papa cambray. Todas las mañanas le hablo, la dejo encargada al sol y me lanzo a trabajar. Mientras tanto, me pregunto la suerte de aquellos amigos que se han ido por nobles o estúpidas razones, y alguien ejecuta personas en todos los pueblos tranquilos que conocí en mi niñez.
No es este el mundo en el que nací, pero está siendo el mundo en donde crezco. El arte de la supervivencia se vuelve lo único importante; mi niño deambula por la casa con sueño; el gato me regaña por comida y descubro que ahora mismo es el primer momento tranquilo que tengo en varios días. El espejo roto en el que vivimos me ha dado una tregua perecedera, pero que es mi única razón para seguir amando esta tierra.
martes, marzo 13, 2007
Las razones de mi júbilo
Puedo mirar a través de ti, justo pasando por tu historia de batallas y tu sonrisa a medida de todas las personas. Eres tan diferente, tan alegre y extraño que de pronto tanta luz me ciega y me refleja, como ese espejo que me dice lo mucho que desaprovecho del mundo.
Quizás por eso estoy contigo, por descoincidir y hallar tu ligereza, tus dudas silenciosas, la complejidad que no muestras a nadie pero que de pronto, mirando al gato, se te escurre por los ojos.
Malos tiempos y buenos tiempos han venido. Muchas veces dudo, otras creo que dudas; pero me es suficiente hablar contigo, enfrentarme al cúmulo de preguntas sobre la mesa y al otro lado de ti, para reírme y esperanzarme y darme cuenta de todo lo que somos y de lo que seremos.
Aquí estoy, aquí estarás. Este día de lluvia es una historia más.
Quizás por eso estoy contigo, por descoincidir y hallar tu ligereza, tus dudas silenciosas, la complejidad que no muestras a nadie pero que de pronto, mirando al gato, se te escurre por los ojos.
Malos tiempos y buenos tiempos han venido. Muchas veces dudo, otras creo que dudas; pero me es suficiente hablar contigo, enfrentarme al cúmulo de preguntas sobre la mesa y al otro lado de ti, para reírme y esperanzarme y darme cuenta de todo lo que somos y de lo que seremos.
Aquí estoy, aquí estarás. Este día de lluvia es una historia más.
jueves, marzo 08, 2007
Congruencia

Si no, ¿cómo explicar las amistades truncas, las traiciones, los malos entendidos, los abandonos por tiempo indefinido? No se trata de maldad; es solo falta de memoria y complejidad, ambas normales.
Por eso la vida es un instante en otra ciudad, el atisbo de otras formas de vivir, la cerveza o el mezcal combinados con ligereza y alegría. Más allá de este momento, nadie puede prometer nada sin arriesgar el incumplimiento.
Queda aprender a tomar lo bueno y alejarse de lo que no gusta o no conviene. Somos criaturas limitadas pero aún así, tenemos la capacidad del placer.
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