jueves, septiembre 10, 2009

Amor verdadero

No bastaron todas las palabras
de su lengua y las del extranjero,
con su presunta arbitrariedad
llena de evocaciones, significados
y deliciosos equívocos.

Esas hermosas palabras,
con largas estelas de recuerdos,
colores y sabores siguiendo sus nombres,
imperceptiblemente cayendo en los oídos,
arrancando sonrisas o muecas,
elevando o desterrando ilusiones.

Hizo falta hablar, escribir pero sobre todo
y después de cierto punto, callar.

Observar a su lado, abandonar lo sublime
y convertirse otra vez en sólo una persona,
para poder verla con claridad:
toda piel, sonidos y olores,
desnuda completamente de semántica,
lista para ser creada otra vez.

1 comentario:

Escribe algo. Todas las palabras tienen peso.