jueves, agosto 27, 2009

Dilución

Mordía el pan con la punta de los dientes
como si escarbara dentro de la roca
indestructibe de la ansiedad.

Entonces las lágrimas desamparadas
corrrían imaginariamente
(había abandonado la costumbre del llanto
cuando supo que era inútil)
y los muertos que para él estaban vivos
la golpeaban señalando su ausencia
haciéndola recordar las risas,
las voces, la piel tibia
que ya no existía más.

Pero como todo, pasaba
tarde o temprano, se diluía
y el mundo volvía a tener luces
los muertos se acomodaban en la ignorancia
y volvía a sonreír,
agradeciendo secretamente que su especie
tuviera el don de la volubilidad.

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