Esta es mi cama, la tierra de los extraños pasados por la vida, el lugar de los equívocos, de los sueños pospuestos, de las verdades sin palabras que después, con ropa encima, se vuelven mentiras incómodas que hay que ocultar.
Podría decir algo sobre el amor pero me vienen otras palabras a la mente: desprendimiento de la conciencia, calma, sueño, cosquillas o trampas inocentes para reír de madrugada. Miro mi cama y la desconozco, porque siempre es una barco diferente.
Y como toda nave, tiene despedidas y sorpresas, naufragios y recuerdos que se acumulan sobre cubierta mientras se viven nuevas aventuras. A veces, solitaria en la noche de las estrellas que caen, es solamente el vaivén de las historias que leo, el humo que se despide de mi vida, la melancolía que me da todo lo que no he vivido.
Mi cama es, pues, un barco que transporta pasajeros que nunca son lo que parecen, incluídas las muchas mujeres que llevan mi nombre.
¿Y tu cama? ¿Cómo es?
Podría decir algo sobre el amor pero me vienen otras palabras a la mente: desprendimiento de la conciencia, calma, sueño, cosquillas o trampas inocentes para reír de madrugada. Miro mi cama y la desconozco, porque siempre es una barco diferente.
Y como toda nave, tiene despedidas y sorpresas, naufragios y recuerdos que se acumulan sobre cubierta mientras se viven nuevas aventuras. A veces, solitaria en la noche de las estrellas que caen, es solamente el vaivén de las historias que leo, el humo que se despide de mi vida, la melancolía que me da todo lo que no he vivido.
Mi cama es, pues, un barco que transporta pasajeros que nunca son lo que parecen, incluídas las muchas mujeres que llevan mi nombre.
¿Y tu cama? ¿Cómo es?