Puede ser la carne por la carne, una oscuridad que atrapa, que pierde las palabras y aniquila las historias. Afuera llueve, se cae el cielo, las ventanas se resisten a perder la forma y dentro todo se empaña, los amantes olvidan sus nombres, sus edades, las medidas de tiempo que limitan un encierro húmedo por todas partes, largo y caliente.
No se explica, sólo se siente y regresa en recuerdos obscenos, risas cómplices que terminaron de gritar, que fuman y se acarician, que llenan de miradas o anécdotas el reposo. Entre las mantas revueltas quedan figuras que sólo hacen sentido para sus participantes, que resbalan por los muslos, las manos y las bocas silenciosamente; una pausa hecha por la noche para alejarse de todo lo que es, para sudar, cansarse y dormir el sueño de los inocentes que no son, que actúan, que se esconden y aparecen al otro día otra vez con el nombre puesto sobre la cabeza, triunfantes porque siempre habrá manera de dejar de ser y de sentir, una, otra y otra vez.
No se explica, sólo se siente y regresa en recuerdos obscenos, risas cómplices que terminaron de gritar, que fuman y se acarician, que llenan de miradas o anécdotas el reposo. Entre las mantas revueltas quedan figuras que sólo hacen sentido para sus participantes, que resbalan por los muslos, las manos y las bocas silenciosamente; una pausa hecha por la noche para alejarse de todo lo que es, para sudar, cansarse y dormir el sueño de los inocentes que no son, que actúan, que se esconden y aparecen al otro día otra vez con el nombre puesto sobre la cabeza, triunfantes porque siempre habrá manera de dejar de ser y de sentir, una, otra y otra vez.
"aparecen al otro día otra vez con el nombre puesto sobre la cabeza"
ResponderBorrarjajaja agueboo!!
jajaja
Excelente plan, ante tanto diluvio. Para hacer contrapeso a la humedad de fuera y para evitar la deshidratación,(bueno, también porque no fumo) permíteme substituir los cigarros por una botella de agua.
ResponderBorrar¡A la cama!
Hay que ponerle musica a ese diluvio universal, por que sin musica entonces nada existe. Y aunque suene un poquito pedante, tu humeda estampa merece ser acompaniada por el Introduccion y Allegro de Maurice Ravel.
ResponderBorrarY lo que siga despues... pues vale mad...
Cuando dejamos de ser, el no ser se hace candombe bajo la lluvia. Abrazos.
ResponderBorrarYo me inclino por mi secreto, y ese es mi privilegio.
ResponderBorrarSaludos sutiles
En mi Saltiranch, siempre busco a los vagabundos, si son caras nuevas, en mi mente, los catalogo por su tipo (locos, limosneros, discapacitados, retrasados mentales, webones sin empleo), si son conocidos elaboro un reporte y les coloco una marca de que continuan vivos.
ResponderBorrarMi vagabundo favorito (que en realidad no es vagabundo) es un ciego que le sigo la huella desde que tengo 10 años, siempre pedia limosna afuera de la iglesia a la que iba a misa (en mis tiempos de catolico), años despues el ciego perdio sus piernas por lo que tuvo que hacer sus jornadas limosneras en una silla de ruedas, cuando tenia 19 años, descubri que a ese ciego cada noche lo recogia un Tsuru gris... por lo que deduje que el ser limosnero era un oficio impuesto por su familia.
Tambien recuerdo a otros que ya han muerto, jamas supe sus nombres y creo que es mejor de esa forma.
Linda orgía, muy suave, dulce, serena.
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