lunes, julio 18, 2005

torrentes

Puedo observar silenciosamente la euforia ajena. El mundo es demasiado complicado (dicen los que lo complican) como para sacar en limpio una mirada. A veces necesito horas de contemplación para que una persona se vuelva real, sobre todo se ha sido durante días y días una fantasía, muchas caras tras un nombre ficticio.

Y no es sólo encontrarte con el cuerpo de almas que conoces y reconoces. Es salir cada día a estas calles sabiendo que el rumbo es incierto. Ningún oceano fue más confuso jamás, pregúntenle al capitan sin tripulación.

Y yo soy tan ajena a la verdad (cuando no la encuentro), tan purista con mis conviccones (cuando estoy asustada), tan tímida (cuando el mundo me da de golpe en la mandíbula), tan eufórica (cuando siento el amor detrás del hombro), que no puedo ni definirme apropiadamente. Sólo voy aferrada a una línea del futuro sintiendo mi cuerpo y sorteando el torrente de mis decisiones.

Estaba yo involucrada en una cooperativa de reciente creación, con la ruta de salida de este caos a la tierra, a miradas más cercanas a la vida, a risas más sencillas en las que se podía bailar y sentir a los otros. Y era lunes otra vez pero poco importaba, porque todo hacía sentido inexplicablemente, y las razones para vivir estaban claras, al menos por ese día.

6 comentarios:

  1. ¡¡¡ Garaipena !!!
    La tienes en la sangre.

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  2. Bellas palabras, frases onduladas como ese mar que hace poco visitastes. Es común contemplar la realidad para llegar a entenderla al menos un poquito.En la mayoría de los casos después de horas de "miradas" seguimos sin comprender. Por ello quizás buscamos sin cesar.
    Un abrazo.

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  3. Anónimo7:12 p.m.

    Cierto, la tienes en la sangre... no sé a qué se refiere Tony, pero de que la tienes, la tienes. Entre tantas cosas más. Porque se nota que estás viva, en el sentido más explícito y congruente de esta palabra. Viva. Y me da un gran gusto leer esa sencilla línea última, saber que por este día has encontrado una razón. Vaya, no sé porque me da un gusto así ver que alguien encuentra algo que a mí se me escabulle del modo más miserable, más resbaladizo. Y el enorme anhelo de compartir en persona ese hallazgo. Es decir, cuánto gusto sería estar contigo, al menos un par de horas, en esa ciudad que tan fácil me arranca la nostalgia.
    Carajo, qué gustoso me he puesto!
    En fin.
    Hasta la próxima.

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  4. Anónimo9:04 p.m.

    "Aferrada a una línea del futuro", y seguramente a la del instante, sintiendo con tu cuerpo... y todo tu ser, sin duda alguna.
    Besos, querida espejo.

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  5. Si las cosas fueran sencillas o simples ¿las apreciariamos de igual manera que si son complicadas?


    Saludos.

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  6. tony:
    más que en la sangre, en las ganas de vivirla, trabajos de equipo para construir este mundo. besos.

    jesús:
    ah, pero en la búsqueda cómo vamos dándole significado a todo. cuando acabas de buscar, ¿no es porque estás muerto? un abrazo también.

    arturo:
    ¡qué gusto me da tu gusto! me da miedo morir sin sonrisas. gracias por la visita.

    cristal:
    aferrada a la vida, que mis espejos me siguen dando la razón en las pesquizas. besos para ti también, gracias por todo.

    a13:
    el problema no es la complejidad, sino la complicación. La sencillez es hermosa por rara, en este mundo de revoltijos imposibles. Saludos.

    andreas:
    nada de gracias que es un gusto la vida con extraños como usted. besos.

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