Si pudiera hacer más lento el tiempo
en el que el sol no sale y siento cada hueso,
detendría el humo para calcar sus líneas
en la pared azul que mira al cielo:
serían hilos delicados como el aire,
sin principio o fin, puras evoluciones
atrapadas en un trazo sin tormentos.
Saborear los recuerdos es un vicio
irrespetuoso, egoísta, inevitable:
este precario acuerdo con la nada
me deja al inicio, no hay historia,
solamente convicciones solipsistas,
encuentros suaves, como de corrientes
y espacio para cambiar el rumbo
en cualquier momento.
en el que el sol no sale y siento cada hueso,
detendría el humo para calcar sus líneas
en la pared azul que mira al cielo:
serían hilos delicados como el aire,
sin principio o fin, puras evoluciones
atrapadas en un trazo sin tormentos.
Saborear los recuerdos es un vicio
irrespetuoso, egoísta, inevitable:
este precario acuerdo con la nada
me deja al inicio, no hay historia,
solamente convicciones solipsistas,
encuentros suaves, como de corrientes
y espacio para cambiar el rumbo
en cualquier momento.
Una bella metáfora de un "momento" que se convierte en recuerdo. Abrazos.
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