martes, julio 20, 2010

Temporada de alacranes

Vamos a ensayar los aplausos
que se dan después del tiempo de mentir.
Es simple, sólo se trata de unir las manos
repetidas veces y celebrarlo todo
con una estúpida sonrisa de satisfacción.

Así de fácil, tanto como
acariciar a una gatita de ojos confusos
o comer con el más guapo de los hombres
en horario castigado por darle largas,
aunque yo sepa que también me quiere.

Tanto como los mares, los mensajes, la comida
que se guisa a media tarde mientras pienso
en las palabras y toda esa facilidad sorpresiva
que me hace apostar una esquinita del alma
y andar toda la tarde la ciudad sin reconocerla
mas que en una ausencia que me sabe demasiado bien.

Y no prometer, no preguntar, no bailar de día,
seguir marcando ciudades e islas en un mapa
hasta el momento del escape
cuando comencemos a unirlas con puntadas de hilo rojo.

Es temporada de alacranes y cuando los veo
ya no grito, ni huyo ni llamo a mi padre.
Les pido permiso de pasar
porque estoy descalza y no quiero despertar del todo.
Ellos no me han hecho nada, esta es su casa
y yo sólo voy de paso...

2 comentarios:

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