Para Blanca. Para Arturo.
Demasiado pronto supimos que ignoramos dónde está ese golpe letal que nos aleja de los seres que amamos. No por saberlo duele menos. Tener la certeza de la muerte no me impide llamarla hija de puta, clamar ante la idea del destino y caer en el suelo desconsolada, porque no existe.
La ví sentada en esas mismas sillas donde yo me siento a comer o a platicar contigo. Se reflejaba en el mismo espejo al que miro de reojo cuando estoy feliz. Esa mujer te hacía sonreír, lo sé, y ahora que no estará más y veo tu dolor disfrazado de calma, me duelo yo también, imaginando quizás que pudiera dolerte menos, sólo un poco menos.
Por su voz dulce, por sus pasos leves, por su conflicto inacabado y su esfuerzo constante. Por ser tu amiga, mi amiga. Por escucharte y quererte, por dejarte ahora la herencia de su vida breve, de su final imprevisto: voy a cuidarme, a caminar con paso seguro, a evitar tantos riesgos como pueda, voy a vivir hasta ser una anciana alegre y sabia.
Hoy cierro los ojos por la hermosa Blanca. Hoy no canto y la recuerdo, la mantengo viva mientras siento ese navajazo ya conocido en el alma. Seguirá aquí mientras nosotros lo hagamos.
:'(
ResponderBorrarHoy siento ese navajazo en el alma.
Saludos y abrazos.
ojalá todo esté mejor.
ResponderBorraránimooooo
dan ganas de llevarte a pasear por la nubes de algodón rosado!
besos y abrazos!
Las tristes situaciones que nos depara la vida. Abrazos.
ResponderBorrarnada menos...
ResponderBorrarsolo decirte que estoy...
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