Brilla la noche y todo se mueve. Las caderas de una niña giran, una mano protege la sombra que dejó una esperanza.Suena el teléfono con sus conatos de momentos. Van canciones por el aire y miradas que atraviesan
la madre de todas las salsas a destiempo.
Puedo andar la noche entera acariciando desconocidos a distancia, sentándome en una esquina a mirar el sonido de la ausencia, el ritmo de la vida y la muerte de cada cigarrillo que me fumo...
mientras te espero.




