lunes, enero 30, 2006

Sueños

Ante la presencia ineludible de la desaparición, primero duermo, luego pienso y siempre siento. No sólo se muere la gente, también se deja de hablar, cambia de vida, de ciudad, de conocidos. Las personas entran y salen de la existencia de los otrs con naturalidad, pues lo normal y recomendable es el cambio.

Quizás duela tanto vivir la muerte del otro porque se cancela todo reencuentro. Otro tanto, por ver reflejada nuestra propia muerte. Mi cuñado tiene razón al resaltarlo: toda relación de amor, de amistad, siempre terminará en una tragedia, en la desaparición del otro o la de uno mismo.

Hoy no lloro. He dormido todo el domingo y mis sueños me dicen cosas que no me atrevo a pensar. Vivo más allá de la conciencia y cuando despierto hay unos brazos que me sostienen. En estos días he bebido, platicado, jugado y reído, por el miedo que tengo de perder a los que quiero sin vivirlos.

Porque sueño, no estoy muerta. Porque en mis sueños vienen a sonreír los que se han ido, no están tan lejos, después de todo.

2 comentarios:

  1. Soñando estaba yo
    no me quise despertar y...
    vine.
    Saludos.

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  2. Anónimo10:13 a.m.

    Por eso hay que exprimir el día a día sin abarcar más allá pues, eso sólo consigue que no gocemos el presente.

    Un saludo

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