martes, enero 24, 2006

Para ti, querida y frágil amiga

Dora Alicia Benitez Herrera
(1971-2006)

Siempre me pregunté por qué quisiste ser mi amiga. Más allá de tu perfecta capacidad para vestirte de un mismo color de los pies a la cabeza, de tener tiempo para hacerte las uñas, el cabello y la sonrisa, supiste antes que yo que estábamos hechas de la misma materia blanda. Por eso me elegiste y desde entonces no te pude ni te quise separar de mi vida.

Anduvimos por los caminos de la pronunciación inglesa los martes después de trabajar, cuando la casita de Amores era el centro de operaciones. Me enseñaste a pasar el tiempo deshebrando al mundo, mirando el aspecto sentimental de cada trivialidad, analizando la lógica imposible, queriéndonos aferrar a alguna clase de destino.

Nadie como tú para fugarse conmigo entre cervezas y canciones; la mejor para recorrer este mundo vulgar con elegancia, para recuperar la inocencia a bordo de tu impecable camioneta, bajo tu mirada fascinante, en las diligencias más comunes que un par de amigas pueden realizar.

***

No puedo seguir adjetivando. Doralí, la reyna-princesa, murió este domingo sin dejar explicaciones, cosa rara en ella. Quiero decir que pocas veces vemos a las personas como realmente son, y ella no sólo se mostró a sí misma, sino que me ayudó a mirarme mejor, a pensarme e, incluso ahora, a conocer, otra vez y de la forma más dura, la cercanía de la muerte.

Más sobre ella:

Reina de porcelana

2 comentarios:

  1. Anónimo2:19 p.m.

    Mejor que contar las muertes, cuenta con la vida.

    ...
    ..
    ..
    un fuerte abrazo querida furtiva, un fuertísimo abrazo...

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  2. cuento con la vida, pero la muerte también es parte. y de las personas importantes siempre hay que escribir.

    gracias por el abrazo.

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