miércoles, septiembre 28, 2005

Desobligada siempre he sido y...

No he matado esta página, es sólo que otras páginas se me van escribiendo sin palabras. Quisiera tener el tiempo de describir el vino, la noche y las gotas de agua que se escurren por la ventana. Armar párrafos acerca del vinil con agua, del correr de los cabezales y la tinta, dejar aquí mis besos y reclamos.

Pero se suceden los días. Estos visitantes entran y salen de pronto, en carne y hueso, de mi vida. Dejan sus comentarios, sus voces y sus conflictos en la mesa de mi casa, en las calles de Tacubaya, bajo el sol mojigato, querido tío nasty, de San Pedro de los Pinos.

Pero pronto volveré. Bueno, en realidad sigo aquí (no he encontrado a quien me quite, que no sean los minutos que se me escapan).

3 comentarios:

  1. Anónimo2:00 p.m.

    en realidad no armamos nada ni párrafos ni nada, somos nosotros, los armados, nos ponen tuercas, nos quitan astillas, nos insertan patas de bejuco, nos pintan estambres en el pelo, nos arman, todo lo que nos vive nos arma como figurines de playmobil. ya cada quien decide si hablar o mover la cabeza, poner una flor en medio de la prensa de nuestras manos, doblar el torso recto en busca del olor a tierra. nos va armando todo lo que nos toca, nos cambia de tinte de ropa de palabras. Eso mismo nos desarma cuando cambia. y de nuevo otra historia de rompecabezas aguardando a ser decifrada.

    a veces, armados o tendidos sobre la mesa en 1000 piezas, nos damos cuenta de que no hace falta decir nada.

    besos pues, que no haya nada que la quite de usted.

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  2. Depresión inminente en ciernes. Besos elevados al aire como plegarias paupérrimas.

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  3. Anónimo9:26 a.m.

    I'll swallow poison, until grow immune.

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Escribe algo. Todas las palabras tienen peso.