No los has visto. Están a los lados de este pasillo de edificios viejos. Son todos flacos, vengativos y enfadados, buscando algo en rincones que no existen. En este conjunto no hay esquinas, pocos escondrijos y a mi, como a ellos, me queda nada más la noche para escuchar música, beber, besar y hacer todas esas cosas por las que no dejo de llamar vida a mi vida.
Observo sus persecusiones, la falta de miedo, la insolencia con la que me miran recorrer los metros necesarios para llegar a la puerta veinte. Son sombras tiernas con el espinazo erizado. Observo desde esta ventana que no acaba de ser mía, como mía no es esta casa desde la que miro una noche que tampoco me pertenece. Estos gatos buscan como yo y a veces, como yo, encuentran una caricia, un ronroneo o la simple satisfacción de hurgar en los escondites privados de la paz.
Fórmula deliciosa!, momentos de privacidad; preferentemente de soledad; estas tardes estivales y la compañía de un felino.
ResponderBorrarcasa tomada, poco a poco las
ResponderBorrarsombras invaden mi silueta
enternecen mi tacto
cuando juegoa a atrapar el aire
y me van moviendo hasta
dejarme del otro lado
donde veo las sombras en negatico a través del espejo del sol.
me gusta tu escritura, saludos
www.rizomantra.blogspot.com
Independientes criaturas que admiro.
ResponderBorrarsaludos.