martes, mayo 03, 2005

Ese azul desconocido

A Martin

Si yo te pudiera explicar las cosas que siento en este mundo tan raro, tal como te las expliqué hace once años, sentados en la ventana del señor Pascoe, y tuviéramos el tiempo para buscar semillas de jacaranda o subirnos al pesero que lleva a Tlalpan, todo sería más sencillo.

Uno va perdiendo hilos en la vida y aunque nosotros nos seguimos por cartas a través del sótano de la bruja y los ocho mil kilómetros de alcohol y soledad que te llevaste, algo se nos fue diluyendo en tantas letras. Que yo te recuerdo y eras tan joven, todavía en plena nieve te vi la inocencia prendida con un segurito de esos ojos azulverdes, y yo ya no era ni tan niña ni tan inocente ni tan entusiasta como para pelearme con todo el mar báltico, tu silencio incomprensible a mis risas y la dificultad de vernos como algo diferente a los amigos.

Si te escribo en este espacio de ojos es, como siempre, para retar tu timidez. Nada que diga para ti carece de significado porque me has acompañado, apareciendo y desapareciendo, escribiendo cuentos con recuerdos o filosofando sobre una motocicleta. Te lo digo, con nadie disfruté tanto caerme de una bicicleta y sólo tú fuiste capaz de quitarme el miedo al horno para jugar a los pasteles de avellanas.

Y recuerdo aquella tarde en el museo, la cocina del barco, el camarote y la cubierta, y cómo mientras tú mirabas el mar imaginario del muro yo hurgaba en los peroles de aquella cocina impecable. Quizás podríamos haber sido buenos marineros, cocinando y escuchando las olas. Ese es nuestro terreno, el mar que nos separa y los años que nos unen. Me sigue haciendo feliz saber que estás en alguna parte buscando, como yo, ese azul desconocido.

5 comentarios:

  1. Anónimo12:48 p.m.

    Y si efectivamente lo que separa a Martin de ti es un inmenso mar......
    Creeme que se lo díficil que es la vida.
    Pero se que estando tu y yo juntas podemos un poco minimizar el dolor de nuestro paso cotidiano

    ResponderBorrar
  2. Anónimo2:53 a.m.

    ¿Qué es una mirada?

    - Un silencio, como un beso apasionado o un codazo en la boca, como una caricia tierna o el ardor de humo en los ojos...

    ¿Qué hacen las palabras?

    - Desvian, causan enigmas; pocas veces aclaran lo incomprensible.

    Sí, prefiero mirar solo y callado al mar a perderdme en chorros oscuros, prefiero sentir la lluvia en mis ojos a arrojarme al abismo negro y estruendoso.

    Furtiva, nos deslumbramos antes de vernos.

    Martin

    ResponderBorrar
  3. Ay, cojones.

    No, no hay.

    Nadie los tiene. Nadie que conozca, al menos.

    Yo podría arrancarte los mismísimos ojos de sus cuencas, solo para prestárselos a todas las mujeres que me han amado y desamado, para volver prontamente a la penumbra. Se los pegaría con pritt, con mastique, con babita, no importa.

    Ay, cojones.

    Si hubiera cojones, alguien se pondría la armadura y te amaría hasta el descarne, como te lo mereces.

    Ay, cojones. ¿Llegarán algún día a posarse sobre un hombre que quiera (y pueda) ser el hombre de esta mujer tan mujer y tan hermosa?

    Pregunta para la que ya conozco la repsuesta. Y, curiosamente, no es tan fatalista como yo.

    A huevo que sí. Ten calma.

    Te quiero.

    ResponderBorrar
  4. Cuando te leo, me quedo asi nomás, mirando hacia el infinito, imaginando esos mares y mirando hacia el horizonte donde una linea apenas visible divide al mar del cielo, y los suspiros son como la brisa de viejos recuerdos.

    ResponderBorrar
  5. Relatos de una añoranza perdida.

    ¿Esta la respuesta en el pasado?

    Saludos

    ResponderBorrar

Escribe algo. Todas las palabras tienen peso.