Entendido estaba
que seríamos extraños para siempre,
besándonos de reojo
[rozando con la punta de los dedos
el borde de la tela que nos cubre].
Puntos en la red del tiempo somos,
pequeñísimos testigos
que dejan pistas invisibles
a la orilla de un mundo sin tropiezos.
Cambiar de perspectiva
con referencia a la ausencia o la presencia
reconocer detalles inexistentes
atesorar con fruición los papeles
en los que jamás escribiremos nuestros nombres.
No hay mejor deber que imaginar:
los que no se conocen, nunca pueden abandonarse.
Esa imaginación que nos mantiene vivos y nos permite caminar por el mundo de la poesía. Abrazos.
ResponderBorrarSi lo sueñas lo realizas...
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