lunes, junio 20, 2005

despedida matutina

Se me nublan las vértebras con el inicio de la semana. Pasa un ruido de fondo por mi cabeza, las manos entorpecidas trabajan, negándome el lugar en que las pongo. Me dicen las falanges que debí quedarme quieta en el origen, impidiendo que saliera el sol, que la gente abandonara sus casas. Una alerta general o un cataclismo se precisaban esta mañana para regalarme las horas que nunca tendré.

Allá me fui en el río de los tormentos a esa hora prohibida. No pude contra la corriente de mi propia vida. Te dejé, más deseado que nunca, acunando mis sueños tibios y oscuros en en tus brazos de agua dulce.

2 comentarios:

  1. Anónimo11:21 p.m.

    ¡Ah que no pueden siempre durar los momentos mágicos!
    Un fuerte abrazo, espejo

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  2. Lunes, dificil comienzo al ser hechizado por la magia del Domingo.

    Saludos.

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