Quería librarse del recuerdo
que volvía en forma de voz
al teléfono, insistente
como si las décadas no pasaran.
Hay dolores que dentellan,
sorprenden en los sueños,
castigan a distancia.
Hay pasados que siendo presentes
mortifican tristemente:
ser lo que se fue, por un segundo
puede otra vez hacernos llorar.
Supo que tenía que librarse
o perecer en la melancolía.
Matar la posibilidad,
cerrar las puertas
y darle nuevos testigos a la vida.
Dejar el pasado atrapado
en imágenes familiares
que no hacen daño...