miércoles, diciembre 31, 2008

Dejando de ser



El mundo de las palabras se agota en su misterio.
Escuchas, omites, observas y no queda nada claro:
las personas tienen todas historias que retuercen sus sonrisas,
que curvan sus miradas
y el daño que nos hacemos se diluye sólo por instantes.

Huye detrás del sol, corre sobre cuatro ruedas,
la música es también humana pero no duele:
sólo te mueve en un trance con el camino
Se acompasa a los sentimientos sin nombre que tienes,
alisa la carretera, le quita detalle al ocaso.

Sombras y luz roja, dejas de ser también una persona.
Te conviertes en conciencia, el camino carga el peso
y sólo miras, sin significar.

Sientes como las piedras,
Piensas como las plantas
Por un rato, estás en paz.

lunes, diciembre 29, 2008

Ocaso



Desaparecer es un arte viejo que se domina con facilidad:
se trata sólo de cerrar la puerta y no volver la mirada nunca.

He desaparecido de la escena del crimen,
justo en el silencio del último golpe.
Me fui en el inicio de un sueño hueco,
cuando ya no tenía besos dulces qué regalar.

Hubo una ocasión en que nunca estuve
y llegué marchándome con la cabeza en otra parte,
para azoro de los ojos verde azules que me esperaban.

Quedarse es lo complejo, crear y ser creado,
decir y construir códigos, amar en plano libre.
Ser, ser lo que se es, seguir siendo,
sin que sea un obstáculo para el ser del otro.
Eso quiero, eso busco, ninguna otra cosa quiero.

Es posible. Hay que buscar muy tan adentro del otro
para encontrar el valor de querer más allá de las circunstancias
y no temer el espacio enorme de la ausencia.

¡Pero qué hermoso cuando se logra!
El relato de la vida paralela,
las sonrisas que se cruzan por el aire,
la imaginación y la añoranza.

Y un día, por fin, el tiempo compartido en un mismo espacio.
Horas o años para mirar juntos, para saborear y oler,
para darnos cuenta que siempre estamos solos
y que centímetros o kilómetros de distancia poco importan
cuando se entiende lo que es en verdad el amor.

domingo, diciembre 21, 2008

Vacaciones

No paro de escribir en mi mente. Cada vez que el mundo se mueve dejo de ver y comienzo a explicar, con palabras armo renglones sobre el rayo de sol que atraviesa la ventana, permitiendo que vea las partículas de polvo y trabaje sin prestar casi atención a lo que hago.

Pasan a veces las horas llenas de deberes diferentes a las letras: ser amable, convencer, vender, organizar. Decidir y barrer la tierra que se mete en el nuevo local, atender por la noche el montaje en un hotel, volver a casa hambrienta, agotada, soñar con el trabajo, los pendientes, las vacaciones que hoy ya son.

Pierde el tiempo su peso cuando no hay nada qué hacer obligatoriamente. Y pienso en los momentos que nos salvan del miedo, como una noche en la casa de muros blancos y platillos comentados, capaces de llevarnos a otra tierra, real o imaginada por el cocinero-amigo-anfitrión.

Como una extensión del placer ingenuo de compartir el vino y la comida son las vacaciones, tiempo para olvidar mi nombre y ser sólo una persona con los días sin argumento por delante, listos para ser llenados por encuentros, huídas y remansos largos. Estos son días para aprender a alargar los instantes, y acomodarlos, por fin, en estas líneas.

miércoles, noviembre 26, 2008

Misma especie

Para el Gambito.

Hubo, quizás, un invierno originario
que te metió el frío en los huesos
y te lanzó al mundo para buscar
sin saber el objeto de la pesquisa
ni las probabilidades de éxito.

Como viejo marino reposas,
desorientado, sobre una roca
a meditar acerca de los vaivenes
y las desgracias.

La curvatura del océano aún no se precisa
y cada ola le da forma a la historia.
No tienes más mentalidad que el agua enorme
que te lleva de un puerto al otro
cruzando vidas y argumentos
como propiedades privadas apenas pisadas
por un ladrón o un turista.

Pertenecemos, te decía, a la misma especie.

miércoles, noviembre 19, 2008

Parque Hundido



Detrás del paisaje, más allá
en aquella zona pública
más privada que una cama.

Miras los árboles desgajar semanas
y a los soles decolorar piedras.
Caminas a través de tus años
por el mismo sendero
de la ruta Tolteca.

El parque se las ha ingeniado
para olvidar su pasado de ladrillos
y conservar el silencio de los transcursos.

El último calor del otoño se concentra
en la glorieta de la palma pequeña;
los niños son como pequeños animales
que completan, sin molestar, el entorno:
los hijos de los que no tenemos hijos
son siempre bellas postales.

Y los apartas de un soplo
para volver al olor del acero,
la textura descascarada de tres capas
de pintura (dos azules y una roja).

Y caes en el vaivén del cuerpo
a la sombra y a la luz, ritmo sin tiempo,
rato sin minutos, íntima infancia recobrada.


lunes, noviembre 10, 2008

Una pausa...



Para mi amor.

Como la respiración de una bestia dormida eres.
El último impulso vital de una flor que se marchita.
Vienes suavemente con ese par de ojos
que escudriñan a todo el que pasa.

No interpretas: imaginas, a partir de lo que ves.
Creo que en el fondo poco te importan los demás.
En tu mente, a tu antojo, todos son lo que deben ser,
lo que viste en ellos, lo que pasa de largo
sin tocar tu silencio perfecto.

Puedes llevarme de la mano
por todas las banquetas del mundo.
Hablo y me río, absorta en un detalle,
confiando en que estás tú para evitarme las caídas
los obstáculos que me amenazan
cada vez que en mi prisa omito al mundo.

Sólo tú puedes responder preguntas como
el color de los zapatos de una vieja
que cruzó la calle siete cuando fuimos al mercado.
O comentar sobre la mirada torva de un hombre
que estuvo en nuestro campo visual cinco segundos.

Maestro de la pausa, fabricante de silencios musicales:
te amo porque eres todo lo que no soy
y recibes todo lo que no tienes.

martes, noviembre 04, 2008

Gota de agua

Foto: Jorge Alatorre, el Don.



Para Hans, desde el río.


Como un temblor,
parpadeo de detalle.
La fotografía deja todo fuera de foco
exceptuando el leve movimiento de la gota,
la piel efímera de un pétalo.

No la vimos abrir;
tampoco morir.
Sólo la encontramos en un momento
en que no era flor ni gota,
sino un algo indescriptible
que nos recordó esos instantes
congelados en el alma,
que se convierten en revelaciones
o querencias.

Así eres tú, gota de agua lejana,
sin verte florecer ni marchitarte,
recuerdo la polémica tanática,
las texturas del regalo
y la certeza fresca
de que vives y peleas
por mirar con tus ojos un mundo
demasiado bello para ser tan cruel.

domingo, noviembre 02, 2008

Viejo, nuevo


Pongo de nuevo las fotografías, las veladoras y cosas que les gustaban. Toda la noche el olor a parafina y flores impregna la casa. Cada una de esas historias parece sacada de la progesión temporal que solemos llamar vida: ya no recuerdo cuántos años tenía cuando comí con Dora bajo el sol; cuando recorrí las carreteras con Iván, asustada de la velocidad; cuando miraba a Adrián a través del licor dulcísimo que se servía en su casa.

Incluso hay casos tan lejanos, que han dejado de ser recuerdos concretos para volverse una esencia, algo así como un color y un espesor del aire que me recuerdan el cariño de una persona, de un gato, de un abuelo. También pienso que hay seres cuya foto debería poner en la ofrenda, porque aunque están vivos ya no lo están para mi.

Me siento nueva todo el tiempo, mis recuerdos son los de alguien más, una mujer que ha vivido accidentadamente muchos años. Yo sigo aquí, jugando a no ser yo como si fuera mi biógrafa, un ser que se levanta cada día sin saber qué hacer con el amanecer ni asumir sus deberes con seriedad. Todos estos muertos me recuerdan muy claramente que somos lo que creemos ser y que sólo a nosotros nos importa.

martes, octubre 14, 2008

Bitácora azorada

Comienza otro mes, se me pierde el hilo de las horas en cumpleaños que se vienen uno sobre otro, en colores y sabores diferentes.

El trabajo se atraviesa con sorpresas que ya conozco: son otras medidas, otros propósitos pero la prisa es la misma vieja entrometida.

Las noches me regalan sueños delirantes en sótanos de tortura y oscuros castillos medievales que robé del libro que estoy leyendo.

Las tardes de sol, aún doradas pero ya frías, se la pasan murmurándome frases escritas por un brillante solitario, en esta misma ciudad, hace setenta u ochenta años. Y regresa el tema de la esperanza y quisiera guiñarle un ojo a Antonio Caso y decirle sí, antiguo y ya muerto compañero humano, la bondad existe y nos convierte en personas.

Un querido amigo tiene un pie en su nuevo barrio; la pequeña Hierbabuena todavía pasa las noches en vela trabajando con el desparpajo habitual y mi artista favorito sigue las extrañas rutas de su profesión con una alegría metódica que yo jamás tendré.

Compartir la cama vuelve a ser una costumbre sonriente y el amor hace que las noches, cortas de por sí, por poco desaparezcan.

Empieza el mes y de pronto está a la mitad. Volveré a abrir los ojos para darme cuenta de que, como a casi todos, me gana el tiempo.

martes, septiembre 30, 2008

Vejez prematura

Para Silvana y Martínez

Prendo otro cigarrillo. Mi cuerpo tiembla levemente, sigo pensando en lo que estoy pensando y omito una reacción física evidente. O dejo que me acaricies, la piel todo lo despierta. Pasas un dedo por una superficie en la que las cicatrices de la infancia se han borrado casi por completo.

Me miro en el espejo y veo otra clase de marcas: hace mucho tiempo intenté imaginar el día en que podría observar en mi reflejo el transcurso de la vida. Ahora puedo hacerlo: veo el rastro de los dolores y la prueba de la risa; las ojeras preocupantes de la escuela y el trabajo, la duda estacionada a la mitad de mi frente. Son apenas esbozos, pero puedo ver claramente lo que seré en algunas décadas.

Me sirvo más vino y escucho hablar a la cantarina que dibuja. Me deja atónita con una verdad, sorprendente por simple: el cuerpo que tenemos es el mismo que tuvimos, el mismo que tendremos. Me dice, nunca somos niños, somos como ancianos en proceso de serlo.

Eso creí siempre, pienso mientras me río por dentro, esta mente sombría y aferrada a las sensaciones siempre ha sido la de una anciana pesimista que busca pruebas con qué refutar sus augurios oscuros, que a veces se distrae con la fantasía de ser aún joven, de amar y moverse, mientras siente el vértigo que provocan los recuerdos: qué cerca parecen, pero qué lejos están.

martes, septiembre 23, 2008

Septiembre de 2007

Hace un año estaba como despertando de un sueño, volviendo a ser yo en sentido exclusivo. Era un tiempo como para bailar cada mañana en el espejo y reencontrarse, brevemente, con recuerdos muy lejanos que crecieron con su propia, hermosa y retorcida historia.

Otra vez era dueña del silencio y no imaginaba todo lo que desencadenaría ese cambio: sin darme cuenta, cada tanto destruyo la normalidad por miedo a ser siempre la misma, y el mundo se reacomoda inesperadamente. Hubo un dolor necesario, otro completamente superfluo y una calma que de alguna forma anunciaba la llegada de los extraños que hoy son entrañables.

Tenía un tatuaje menos y creía que las aulas se habían cerrado para mi. Tampoco recordé el cumpleaños de Patricio y la computadora de casa servía, no como hoy que escribo en el trabajo, escuchando de fondo Radio Universal.

Y de pronto supe que en estos días se cumplía un aniversario de cosas que merecen ser recordadas, como el incremento en la velocidad de la vida, la tercera década cumplida y los amores que siempre importan, independientemente de su belleza o el estilo de sus argumentos.

Otra vez me sorprendí de la facilidad con la que se puede cambiar de vida.

viernes, septiembre 12, 2008

La vida cambia



Mientras crece una hoja verde sobre la jarrita de la mesa, se acumulan las páginas desparpajadas. Los personajes quieren decirte algo, un trazo violento que clama venganza o una suave curva que te jala una cuerda del alma, te acongoja o te hace sonreír.

Quizás es tarde, bebes café y los números son filas de pequeñísimos parásitos negros que te atacan y dominan todas tus horas. A lo lejos los niños y los hombres duermen, sonríes en una canción y piensas que la vigilia prolongada provoca el efecto de una droga en tu cerebro.

Es que la vida cambia, se construye de planes aplazados y esfuerzos enormes en solitario. A veces es una pelea contra la nostalgia, un arrastrar arena en los zapatos, sentir cien veces el infierno vivido y recomponer la normalidad por pura supervivencia.

Otras es reír por un triunfo, conquistar un beso que no derrumbe la paz, bailar donde menos te lo esperas, encontrarte en otros ojos y darte cuenta que ese es precisamente tu lugar.

Quedan los recaditos apresurados a media jornada, las pláticas virtuales de cinco minutos y las citas retrasadas una y otra vez. El relato de las noches de pasión y las sonrisas de los hijos; los enigmas del amor y los incidentes de la oficina.

Mientras, las hojas sobre la mesa siguen creciendo...

viernes, agosto 22, 2008

Carta (a prueba de agua)

Für Herr Typke

I'm not gonna worry about it anymore
It seems like I should say
as long as this is love...

Counting crows

Aparece en el buzón, arrugada y reseca, después de haber pasado por una inundación quizás, probablemente un saqueo. El papel, las letras en tinta azul, la falta de fecha (¿cuándo demonios estuviste en ese castillo, ojos blaugrau?). Mi cazador de detalles dice que venía en un sobre y aunque llame por teléfono, en horas o a deshoras, en tu casa contesta una voz impersonal para que deje un mensaje.

Quería decir que sí, aquí también pasa el tiempo lento y veloz al mismo tiempo. Las personas siguen siendo abismos atemorizantes o planicies seguras y soleadas, muchas veces ambas. Mi cabeza es como la pared de mi cuarto, una mezcla de recuerdos aislados y olvidos propuestos para armar una idea más o menos rescatable de los demás.

Y es que me duelen tanto a veces...
Y es que los quiero tanto a veces...

Pero sólo tú entendiste lo que significaba para mi decir "te amo" y por eso contigo los "a veces" se acabaron hace mucho, mucho tiempo.

sábado, agosto 16, 2008

Nuestra casa

La casa que habitamos
no puede albergarnos cada día.
Es grande y se llena de una luz
quebrada en los espejos de la noche;
pierde el nombre poco a poco
y se resuelve quieta en otra mañana.

Refleja la mirada sorprendida,
que distorsiona nuestros cuerpos
tan distintos que se amarran,
contorsionan a la sombra y despedazan
la definición del mundo.

Húmedo es el tiempo que llamamos nuestro,
carente de sintaxis, ciego de nacimiento
(¿pero qué falta puede hacerme ver
cuando tocar lo es todo?).

Nuestra casa de seda,
con muros de plata
y ventanas que nunca se cierran,
suspende los jadeos en el aire,
da a la fuerza su verdadero sentido,
revela el milagro de la sangre.

Y en el punto en que me dejas sin palabras
una vez más
sonríes.

miércoles, agosto 13, 2008

Puntuación

I am covered in skin
no one gets to come in...

Counting Crows

Retomar el hilo de una conversación abandonada años atrás, perdida entre sueños de alguien que ya no se es. Iniciar un texto sobre una hoja en blanco (una hoja que ya ni siquiera existe necesariamente). No importa el comienzo mientras se declare como tal, todo es voluntad de decir, escribir, hacer.

Y vienen los párrafos largos, exuberantes constructos como peleas con la realidad, batallas por expresar sentimientos, ideas, identidades. Juegos suculentos de insinuaciones, monosílabos provocadores que contienen universos de significados, tramposos significantes que atrapan al ser en su particularidad.

Coma, punto y coma, espacio. Guiones que acotan dramáticamente, como en un escenario; paréntesis que son como decir un secreto al oído en mitad de una fiesta ruidosa; capítulos que se abren y cierran en la imaginación.

Y de pronto un silencio, líneas en blanco, una tras otra, para decir, no diciendo, el miedo. La duda, el fastidio de haber comenzado algo que eventualmente tendrá un final, la respuesta no esperada, la frase incorrecta, el movimiento mal planeado que abre una fisura en la sólida muralla del discurso.

A veces son puntos suspensivos, pero casi siempre es punto final.

domingo, julio 27, 2008

Todo lo hice mal

Para los Meteoros (como en sueños, claro está).

La primera boca que besé me regaló el veneno de no existir. La constancia me abandonó cuando se dio cuenta de que hacía más caso de la facilidad. La disciplina, vieja amante, vino y se fue cuantas veces quiso, dejándome al abrigo de la justificación complaciente, de la capacidad para articular coherentemente mis instintos y dejar a un lado mis deseos.

Y yo, que siempre fui una niña hasta hace poco, jugaba a querer y sonreír, a comprometerme y desafiar. Cuando me cansaba abandonaba con sonrisas lo emprendido y olvidaba, como sólo puede olvidar el que evoca siempre. Porque caminé con la melancolía: añorar los futuros a los que renuncié se volvió el mejor de mis vicios.

Y ahora me encuentro, por fin, sola. Después de quebrar, en orden alfabético, las expectativas del otro, y convencerme de que el amor es solamente voluntad y química, puedo volver a besar sabiendo que eso es solamente una boca, un brazo, una mirada que ignoraré por siempre.

Sonrío, escribo una coma y sigo hasta que de alguna parte llega el punto, casi siempre a tiempo. Puedo sentarme aquí a quererte, a quererlo, a quererme, mientras el alto contraste y el olor de los árboles me dice que no, en estos caminos no se puede saber lo que es el bien.


jueves, julio 17, 2008

Una mañana

Es verano, la lluvia hace una tregua. Los niños se esconden en cursos de natación o conciencia ecológica, vacaciones de televisión o visitas a los parientes. Por unas semanas dejan las calles, permiten el reposo de sus madres histéricas, dejan que los demás recordemos cómo es ir caminando para el trabajo sin esquivar autos enloquecidos, tacones atropellados y empujones mezquinos.

El barrio en el que vivo nunca fue un pueblo pero en él habitan los viejos amigos de la adolescencia, que ahora cuidan de sus hijos y en el fondo de los ojos todavía sonríen con inocencia; los padres de convierten en abuelos y los días pierden el peso de antaño, digo medio año como digo veinte, una semana o una espera se alargan por minutos sólidos que parecen eternidades.

La vida tiene planos temporales paralelos que conviven alternativamente en mi cabeza: para un viejo amigo el tiempo se suspende en trazos ensoñados (no andaré nunca por este mundo con cara de palo); el amor se presenta vertiginoso y reposado, el trabajo se extiende hacia adelante como una planicie sobre los meses en blanco... Y el dolor, ese que carece de tiempo, se asoma en un momento cualquiera y me recuerda que también hay historias que -desgraciadamente- no tienen final.


Y vivo así, mezclándome con los ritmos, mientras atrapado en una foto, recurrente y perfecto, sigue el día helado sobre un barco, cuando aprendí lo que significaba la libertad.


Cap San Diego, Hamburgo.

sábado, julio 12, 2008

¿Qué es un tatuaje?

Nada más que tinta y sangre. ¿Y qué es la vida para mi? En pocas palabras, eso. Treinta años y la certeza de que se puede habitar un mundo paralelo, propio...


Gracias a G por presentarme a Kim Ki-duk, a PB por las líneas dibujadas en el viento, a L por los degradados, a HB por acompañarme y a D por la madrugada.

domingo, junio 29, 2008

Una cama

Esta es mi cama, la tierra de los extraños pasados por la vida, el lugar de los equívocos, de los sueños pospuestos, de las verdades sin palabras que después, con ropa encima, se vuelven mentiras incómodas que hay que ocultar.

Podría decir algo sobre el amor pero me vienen otras palabras a la mente: desprendimiento de la conciencia, calma, sueño, cosquillas o trampas inocentes para reír de madrugada. Miro mi cama y la desconozco, porque siempre es una barco diferente.

Y como toda nave, tiene despedidas y sorpresas, naufragios y recuerdos que se acumulan sobre cubierta mientras se viven nuevas aventuras. A veces, solitaria en la noche de las estrellas que caen, es solamente el vaivén de las historias que leo, el humo que se despide de mi vida, la melancolía que me da todo lo que no he vivido.

Mi cama es, pues, un barco que transporta pasajeros que nunca son lo que parecen, incluídas las muchas mujeres que llevan mi nombre.

¿Y tu cama? ¿Cómo es?

domingo, junio 22, 2008

Norte y azar

Pensamos que había un norte, un punto hacia el cual, caminando, se llegaba a alguna parte. No hicieron falta muchos pasos para saber que el sol sale todas las mañanas y que las plantas siguen la luz; que muere quien se muere, sin razones o merecimientos.

Del mundo descrito por nuestros padres no había nada, sólo el azar y la habilidad para transformarlo, justificarlo quizás, influir en él con los deseos, el trabajo o la terquedad.

Decido caminar y solamente está en mi poder el largo de mis pasos, las horas del recorrido, las vueltas y atajos que tomo en este mundo. No sé cómo he encontrado lo que ahora llamo mío, cómo se han ido los que extraño, qué tuvo qué suceder para sentarme a la orilla del camino y quedarme dormida, cansada de imaginar, con la ilusión de dirección perdida para siempre.

Espero ahora la siguiente sorpresa para tomar posición: levantarme y correr, quedarme a observar o seguir soñando aquí, sobre la hierba.

martes, junio 17, 2008

Un extraño

En el camino a mi trabajo hay un café. Pasa a mi izquierda, entre el taller mecánico y la iglesia, antes del parque pero después del metro. En el transcurso de siete cuadras recorridas alrededor de las ocho horas, cinco de cada siete mañanas (cuando menos), hay puntos de referencia, más de los que uno creería, revisados conscientemente a través de la repetición.

En el café hay un hombre alto, encorvado sobre su lectura. Ha estado ahí las últimas semanas. Lo miro una fracción de segundo al pasar, entre el golpe de aroma del café y antes de reírme secretamente de las horribles señoras que entran a la misa matinal, poniendo caras mustias y distorsionadas que pretenden pasar por devotas.

Sé que no es friolento. En estos días de lluvias se sienta a beber su café en mangas de camisa. Me imagino que busca trabajo, porque lo que lee es el periódico y subraya atento en trazos cortos. Mi familia piensa que también puede estar buscando casa, citas e historias increíbles, o resolviendo crucigramas. Tiene la cabeza llena de canas pero los brazos jóvenes. No he visto su cara.

Cada mañana, en una ráfaga visual de 105 grados, reviso si está ahí, agachado sobre la mesa. No reduzco la velocidad, es un elemento más del camino, como una fachada o un árbol que a veces no aparece, como los hombres de la mudanza del mercado o el maestro de box en el parque. Todos son elementos que me sirven para creer que estoy despierta y que reconozco algo más allá del trajín violento de los autos, las mujeres desgreñadas jalando niños a velocidad increíble rumbo a la escuela, la puerta de la oficina con sus seis cerrojos de todas formas y dos colores.

¿Qué cosa nueva descubriré mañana, antes de encerrarme en la normalidad?

lunes, junio 09, 2008

No ser

Puede ser la carne por la carne, una oscuridad que atrapa, que pierde las palabras y aniquila las historias. Afuera llueve, se cae el cielo, las ventanas se resisten a perder la forma y dentro todo se empaña, los amantes olvidan sus nombres, sus edades, las medidas de tiempo que limitan un encierro húmedo por todas partes, largo y caliente.

No se explica, sólo se siente y regresa en recuerdos obscenos, risas cómplices que terminaron de gritar, que fuman y se acarician, que llenan de miradas o anécdotas el reposo. Entre las mantas revueltas quedan figuras que sólo hacen sentido para sus participantes, que resbalan por los muslos, las manos y las bocas silenciosamente; una pausa hecha por la noche para alejarse de todo lo que es, para sudar, cansarse y dormir el sueño de los inocentes que no son, que actúan, que se esconden y aparecen al otro día otra vez con el nombre puesto sobre la cabeza, triunfantes porque siempre habrá manera de dejar de ser y de sentir, una, otra y otra vez.

viernes, mayo 30, 2008

Luto

Para Iván García Sandoval.

Hoy tres años de tu muerte, de confundir ese nombre que tuviste con el de cualquier otro. Si no creyera que todo podría ser diferente, hace mucho habría dado por perdido este mundo que aniquila al azar riéndose de cualquier aspiración o tardanza humanas.

Tres años desde que escuché esa voz diciéndome los detalles de un accidente, el tuyo, datos de costumbre sobre funerales y el silencio aterrador de comenzar a llorarte. Fui a ver tu cuerpo y pensé que no traías puestos los lentes (te gustaría saber, ahora yo también uso), conté la cantidad de personas pretendiendo apreciarte y sentí rabia de tener que compartir algo tan íntimo con tantos extraños.

¿Es privado el llorarte? No. El dolor de que no estés me sigue rebasando como el primer día, lo tengo todo metido en el cuerpo, como una infección que se expande. Lo llevo a la mesa de la cantina, a la cama de mi amante, a los ojos de mi madre y la plática casual de la oficina, porque todo está lleno de ti. Permaneces y no me atrevo a hacer nada con esto que no sea sentirte, como viví la alegría o la discusión, ahora vivo tu ausencia, tal vez como una forma enferma de seguir amándote o sólo por desafiar esa estupidez de que el tiempo cura las heridas.

Ahora escribo, de luto, mientras amanece en silencio este viernes. Ni los besos ni los miedos, ni las personas nuevas o viejas, nada es como tú. Declaro este día doloroso y me disculpo, querido, sé que te gustaba verme reír pero todavía no me alcanza el entusiasmo o la ingenuidad para resignarme a vivir sin tus palabras, tus arrebatos y tu sensata forma de estar conmigo.

miércoles, mayo 28, 2008

Confianza

Aprendí de un viejo conocido que nadie puede cambiar el destino trazado por tus temores si no tiene la capacidad de confiar en quien los contempla. Confianza, una palabra para reverenciar o escupir. Un término resignificado constantemente, según los otros y sus locuras.

Al fin y al cabo, pasa lo inesperado. Me alejo de un hombre con la confianza de no perder su cariño, porque sé que detrás de todo el circo, los niños, los cachorros, los juguetes peligrosos y los vicios de carácter, me ama y lo amo con una fuerza que puede y va a trascender los años y los poemas.

Y otros se van. Si los silencios son mentiras o faltas de consideración, interpretaciones pobres o simplemente descuidos, no lo sé. Hay quien me duele, recién llegado y recién ido; o siempre aquí y apenas desterrada por sí misma de mi complicidad.

Confianza, falta de confianza. Cuando no crees en la inteligencia del otro, en su capacidad de comprender, amar o decidir, no queda nada. Muy probablemente, tampoco lo hubo nunca. Nada se puede construir, todo se seca, sobra el tiempo, los nombres se cuelgan de un mecate al sol y bien se nos puede olvidar destenderlos, pues ya no sirven para nada.

Cuando invocas al otro hay que tener cuidado. Confía en los errantes que cambian de ciudad como de opinión; en los solitarios y en los nacidos sin culpa. Los amores verdaderos se extienden sobre los años y las anécdotas, debajo de los continentes y a pesar de la Historia, atados a esa única palabra que lo salva todo.

Es por eso que te digo: te quiero, con el nombre que sabes que inventé sólo para llamarte a ti. Siempre, mientras viva, estaré. No tengo miedo de tu mirada, testigo, aliada, ser humano que camina por un rato en la misma ruta... o no.

sábado, mayo 24, 2008

Plática de café


Luz blanca. Moka, pastel, mirada y muletillas, ya lo sé, no, sí, jajajajajaja. Sobre una noche se borra la tarde del parque nuevo, los patos y los novios que se besan. Tu y yo hablamos de tantas cosas, nuestras historias corren paraleas en lo inesperado, lo que jamás se planeó. Puedo decirte todo el dolor y el cansancio que atravieso y confesarte mientras río mis travesuras más peligrosas; las contrarrestas con el relato de tu equilibrada pena, las novedades y los personajes que te crecen de los dedos por las madrugadas, cuando no puedes dormir.

Me sorprende la juventud que nos recorre, las ideas reemplazan el humo del cigarrillo y forman espirales sobre nuestras cabezas. En este mundo de pasteles y cenas que se hornean imaginarias sobre las pilas de ropa, los proyectos corren durante todo el día dejándonos molidas; los amores, esos insectos adorables, se evaporan en hechos demasiado sabidos y construimos un pequeño espacio para no descifrar nada, para seguir escribiendo, para prestarnos las letras y los colores.

¿Quién dijo que el mundo no era nuestro?

domingo, mayo 18, 2008

Moda

Te diría que ya no está de moda enamorarse,
ser uno mismo o perseguir sueños.

Pero la moda es el valor que cuenta
con una mayor frecuencia en la distribución de datos.
Por lo tanto, las hormigas corriendo por el muro están de moda
y sin saberlo se comen la tortilla de patatas,
que tan bien había quedado.

También está de moda ir al trabajo, cinco, seis
o siete días de cada siete, queriendo pensar
que es verdaderamente importante esta labor;
tener miedo a la soledad, buscar a alguien
y después darse cuenta de que es imposible escapar
a la conciencia y al miedo.

Está de moda existir y actuar
en parámetros claramente delimitados;
ser educado, pedir permiso, hacer locuras cotidianas
y encontrarse un lugar donde puedan pasar los años
sin demasiado dolor, tomando decisiones
no por lo deseado o lo pensado,
sino por lo temido.

Tan es así que cualquier otra cosa
escandaliza a todos, genera silencios,
abandonos y odios.

Porque hacer lo que no está de moda le recuerda a todos
que se puede vivir de muchas maneras
y que dentro de cada uno se quedaron sueños
que sí se podían realizar.

jueves, mayo 08, 2008

...

Se me escurre entre las piernas, sí, es viscoso.
Corre lento, no es permanente
Se va y viene, esto es algo más de lo que soy yo,
un espejo,
algo más,
una trampa,
algo
que no me dice nada
que me deja ser lo que soy
sin saber lo que debo ser.

Este es el mundo
tal como lo conocemos:
sin certeza
ni piedras enormes para descansar
o árboles fuertes qué invocar en la duda.

Un tiempo para inventar,
sin lugar en el mundo para nadie.
Un tiempo para luchar
por algo que sea cierto
-y con esto me refiero
solamente a que sea propio-
no bueno,
mucho menos malo,
porque esas categorías
murieron antes de que naciéramos.

jueves, mayo 01, 2008

Frágil


Como una gota de agua
que no cae, que se suspende
se balancea en el filo de la ventana
y salta de pronto al vacío
perdiéndose para siempre en la maceta
de la vecina en la planta baja.

Como el trébol que nació en mi helecho,
grande y verde, definitivamente liso
contrastando con las hojas despeinadas
de la planta original.
No lo había visto hasta que un extraño lo admiró,
dejándome perpleja por mi distracción.

Como la risa nocturna en la lluvia
de una mujer morena que acabo de conocer.
La observo mirar, abrazar, comentar trivialidades
me dice su nombre, me cuenta cosas
y me voy al cabo de dos horas
sin saber nada de ella.

Cosas frágiles, personas como fantasmas
que se pierden cuando miramos algo
y omitimos lo que estaba alrededor.

Como un dibujo o una nota en una servilleta;
alianzas precarias, seducción inofensiva,
y una pieza de piano en el día del trabajo,
intentando recordar ojos revolucionarios
en este frío callado, en esta pausa que debiera
ser algo más que un día de asueto.


lunes, abril 28, 2008

¿Por qué hay fotos que son mejores fuera de foco?

Goran Bregovic en la Plaza de Santo Domingo.
Domingo 27 de abril. Foto: Huini Juárez.


Porque así son los conciertos, una aglomeración de gente con diversos motivos exhibiendo su energía: músicos que sonríen a ningún par de ojos en específico; brillos de metal que se barren cuando brincas, cuando esquivas a las jóvenes alcoholizadas esbozando danzas sensuales; chispas en las manos de los viejos que sonríen y bailan también, con menos pretensiones pero más sinceridad.

Te das cuenta que estás atrapado sin estarlo, en una de las plazas más viejas de una ciudad tan vieja como esta, y puedes omitirlo todo: a las lolitas, al sector "alternativo", los discursos gubernamentales, el nombre del festival. Ahí, junto al edificio de la Santa Inquisición; más exactamente, en la puerta de la Iglesia de Santo Domingo, se puede borrar la masa a punta de decisión, omitir el olor a sudor, marihuana, alcohol descompuesto. Queda la lluvia, ligera y persistente, las voces que te levantan cinco centímetros de la realidad, el sonido que se atora en la garganta y te mueve, además de los recuerdos.

Escuché a Bregovic con uno de mis amores en la carretera, por los tiempos jóvenes en los que aún no sabía la clase de persona en la que me convertiría. También en aquél año nuevo cuando todos nos quisimos, antes de que la muerte me arrebatara por primera vez a un amigo. Y en una tarde soleada, haciendo el amor con la misma canción una y otra vez (una y otra vez, el amor y la canción).

Hay acontecimientos tan extraños como simples: estar ahí, sentirlo todo, bailar inevitablemente, ver que sí, es cierto, la música nos hace felices y hermosos. Por un instante, fuera de foco, como en una foto que poco dice de lo que sentí estando ahí, sin pagar, recibiendo algo que era mío, que era de todo el que estuvo ahí y supo dejarlo entrar.


lunes, abril 21, 2008

Encuesta

¿Qué es la poesía y qué nos hace?

1) Manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa. Transforma la vida de quien la usa, dándole nuevos significados a la realidad.

2) Una manera de esconder la finitud, de crear lo que no existe y darle vida a lo que nunca existirá.

3) Un bonito ejercicio que no afecta en nada nuestros actos, dado que son determinados por causas diferentes a la belleza de forma o fondo.

4) El escape ficticio a la simpleza de nuestro comportamiento.

5) Una necesidad para algunos enfermos del alma.

¿Alguna otra propuesta? Para reflexionar en torno a ello, dos de mis poemas favoritos:



Nocturno de la estatua

Soñar, soñar la noche, la calle, la escalera
y el grito de la estatua desdoblando la esquina.
Correr hacia la estatua y encontrar sólo el grito,
querer tocar el grito y sólo hallar el eco,
querer asir el eco y encontrar sólo el muro
y correr hacia el muro y tocar un espejo.
Hallar en el espejo la estatua asesinada,
sacarla de la sangre de su sombra,
vestirla en un cerrar de ojos,
acariciarla como a una hermana imprevista
y jugar con las flechas de sus dedos
y contar a su oreja cien veces cien veces
hasta oírla decir: «estoy muerta de sueño».

Xavier Villaurrutia


A smile to remember

we had goldfish and they circled around and around
in the bowl on the table near the heavy drapes
covering the picture window and
my mother, always smiling, wanting us all
to be happy, told me, "be happy Henry!"
and she was right: it's better to be happy if you can
but my father continued to beat her and me several times a week while
raging inside his 6-foot-two frame because he couldn't
understand what was attacking him from within.

my mother, poor fish,
wanting to be happy, beaten two or three times a
week, telling me to be happy: "Henry, smile!
why don't you ever smile?"

and then she would smile, to show me how, and it was the
saddest smile I ever saw

one day the goldfish died, all five of them,
they floated on the water, on their sides, their
eyes still open,
and when my father got home he threw them to the cat
there on the kitchen floor and we watched as my mother
smiled

Charles Bukowski

miércoles, abril 16, 2008

Eclipse


Para Hierbabuena.


Dime niña, ¿qué te preocupa?
Son tantas cosas las que suceden
y se suelen vivir en etapas, una a la vez o muchas,
planeadas o asumidas por la corriente de los otros.

Pero hay vidas, como la tuya,
que van saltando, cambiando hojas:
de pronto todo es tibio y como de leche;
abres una puerta y es la noche
de humo y desconocidos;
miras hacia la calle y es el amor,
con su cara más extraña.

Todos los nombres que tienes
son el mismo para los otros.
Sólo tú sabes que aquí eres una,
allá otra y en todas las tú que hay
sonríes con ganas, abrazas con palabras,
escapas con alegría -locura le dicen otros-
antídoto para el dolor, sabemos tú y yo que es.

Y si lloras, te retuerces las manos preocupada,
sabes que es parte de este remolino
que también tiene colores y esperanzas.
Un eclipse, algo que se irá, que se arregla,
se transforma y deja una marca benigna
de experiencia.

Ese es el trabajo que has elegido
y siempre encontarás la manera
de que salga la luna otra vez.



domingo, abril 13, 2008

Destinos que se cumplen

Como en el reposo de una batalla, de pronto las horas se calman. Ya no es esto una trinchera dentro de la cual haya que estar alerta: los sonidos se suavizan y el aire frío me saca de la tensión para ponerme en una tranquilidad espesa.

Son tantas las despedidas y tan única la bienvenida que me confunde el mundo. Tan nerviosa estoy que hablo de lo que conozco para no quedarme muda en la sorpresa. No esperaba esto, ni lo que se fue ni lo que apareció.

Ya no añoro, me canso de vivir otra vez la separación, el límite de ser mío y el del otro. Las pocas referencias que me amarraban a una versión de la vida eran más frágiles de lo que creí. Otra vez tengo una hoja en blanco a la que le voy marcando líneas para llenar con historias: unas son sucias y aburridas; otras, en una mañana sin sol, enigmáticas. Llena de sudor y temblando también ha habido hermosas y de pronto la página se termina, hay que darle vuelta, el tiempo no deja de transcurrir aquí en el aire.

Y sonrío por elección, yo no estaba loca pero no hay otra forma de construir algo en este mundo. Siento mi cuerpo y los rastros que en él dejaron estos días: otra sonrisa, se asoma el sol tímidamente, el destino sigue siendo algo que se escribe en la medida en que se cumple.

viernes, abril 04, 2008

Antídoto para el miedo

Una larga enfermedad parecen muchas vidas,
tediosas o amargas, ancladas a una ruta.
Crecer, querer, caer lento y morir
en frases sabidas o seguridades ficticias.

Usar zapatos o corbata,
romperse el espinazo en algo desconocido,
ganar dinero, una fantasía de bienestar
que se quiebra fácilmente,
como cualquier cosa que nos haga suponer
que se terminó la lucha en algún punto.

Caminar hacia el metro de madrugada,
perderse en un sopor televisivo, beber cerveza,
y casarse para tener algo qué colgar de la pared,
son cosas que me asustan demasiado.

Quiero el aire y el vértigo
de no saber nunca a dónde voy,
los mejores tiempos de la sorpresa
cuando todo está a punto de estallar
y nacer otra vez, diferente.

lunes, marzo 31, 2008

Y sí / Despedida

Y cantábamos a través de los kilómetros. Ibas muy rápido pero no importaba, la velocidad se pierde si desaparecen las referencias, todo era azul y ocre en el camino. Pasaban canciones extrañas, rolas conocidas, intercambios de palabras diluidos en un rodar escandaloso. Perseguíamos a sol, tratando de llegar con él a casa, felices y lúcidos después de haber dormido tantos días en el silencio.

Y sonreías. Fuera del mundo, por fin en el mundo, no tenías nada más que esa alegría gritona al volante, contento de tener un copiloto para encenderte los cigarrillos, darte de beber y cambiar al siguiente track. Nos mirábamos de reojo, hablábamos poco, nos mostrábamos los dientes uno a otro. Porque tú me llevabas y yo transcurría en silencio llenándome los ojos recién comprados de cosas sin nombre.

Y sin duda fueron horas buenas. Porque volvíamos a la realidad para encontrarnos con el tercero de nuestra historia en una cita a la vieja usanza, sin celulares ni correos electrónicos, hecha mucho tiempo atrás y cumplida con ilusión.

Y mientras tanto eras fuerte; yo tranquila observadora. No te temblaban las manos, no dudaste una sola vez. Preciso y hermoso, dueño del camino eras, dejándome todo el aire para flotar la nueva nitidez, las montañas atravesadas por los ojos, cada una de las nubes con una silueta precisa, mi añoranza de un mundo viejo, hecha realidad gracias a ti. Disfrutabas, lo sé, tanto como yo.

Y entonces encontramos esa fila enorme de autos quebrando el camino. A nuestro corcel le costó frenarse y quedar inmóvil en aquella caravana, pero tuvo que hacerlo. Dejamos de ser ángeles y nos convertimos en curiosos, que después de diez minutos se bajan a buscar el inicio del conflicto, en un intento estúpido pero lógico por deshacer el nudo que nos amarró sin previo aviso al piso.

Y nos aferramos a la música, nos resistimos a iniciar la conversación que sabíamos que habíamos de sostener mientras esperábamos a que algo reanudara el maravilloso orden de aquella huída, tan de golpe como había sido interrumpida.

Y pusimos la radio, buscando una respuesta para no hacer conjeturas. Y escuchamos una débil frecuencia con noticias y comerciales locales. De pronto ruido y algo claro: el sonido de una película infantil, el diálogo de una princesa con un escudero. Nos miramos otra vez, ahora de manera diferente.

Y empezamos a conjeturar: esto era imposible, en medio de una frontera, en medio de una fila de autos, en medio de una aventura, un regreso y un amor, este diálogo imposible de Cenicienta, Blancanieves o la Sirenita. Lo descubrimos, al cabo de unos minutos. Era una camioneta enorme y moderna con televisión que interfería en nuestra antena. Desilusionante, hubiera sido mejor ignorar por siempre y seguir imaginando.

Y pareció como el final de algo. Poco a poco se disolvió el embotellamiento, provocado por una mala señalización en semana santa, y volvimos a la velocidad. Pero se hizo de noche, el sol nos dejó atras, el cansancio nos invadió y las canciones se empezaron a repetir. Seguíamos en silencio pero era un silencio diferente, lleno de dedos que tamborileaban y miradas barriendo la oscuridad de reojo.

Y llegamos a nuestra cita exhaustos, no nos alcanzó el tiempo para celebrar y al final nos fuimos a la cama rumiando la tristeza de la ciudad, esa helada casa llena de ruido y luces, todas con nombre y apellidos.

Y sin embargo, volamos esa tarde, ¿lo recuerdas? Yo todavía siento las cosquillas en los pies.

viernes, marzo 21, 2008

Trampas de la luz



Dar la vuelta al mundo y colocar
los ojos en la trampa de luz
que trasluce nervaduras temporales.

¿En qué tierra estamos?
¿Qué lengua se habla aquí?
¿De qué color son los ojos de los que nos enamoramos?
Da lo mismo, detalles van y vienen
Todo comienza y termina
En un contorno imaginado.

lunes, marzo 10, 2008

Espada

Un ojo es una espada:
el dorso de una mano al aire
igual al filo de una mirada.

Quien se atreve a ser el hombre
-guerrero fiero, falcata al cinto-
también es el cruel niño que realiza
la venganza de ilusiones muertas.

Jugar con una katana a ras de tierra,
blandir la cimitarra con pulso impío,
fuerza controlada, golpe seco
que corta los gritos de la muerte.

Entrar de pronto y en una puñalada
partirle el pulso a la calma,
quebrar para siempre el presente
con el brillo triste de una daga.

Y descansar en un charco de sangre,
pensar en una vida suave,
sin estertores que celebren
la gloria de abatir al enemigo.

Terminada la batalla los pequeños juegan
con espadas de madera entre las ruinas
a reconstruir el mundo a partir de las cenizas.

Foto: Gabriel Gaytán-Ariza.
Daga vietnamita en la Exhibición "Bronces del Museo Nacional de Historia de Vietnam"
en el Museo de la Capital. Beijing, China.


lunes, marzo 03, 2008

Sueño de ojos

And the ghost of your memory is the thistle in the kiss
It's the burgler that can break a roses neck

It's the tatooed broken promise
I hide beneath my sleeve
I'm gonna see you every time I turn my back

Tom Waits, Blue Valentines





Tus ojos en mi sueño no son como tus ojos: se funden en recuerdos alterados a conveniencia para armar una historia tal vez no bella, pero siempre intensa. Viniste y te me fuiste pronto y mal; todavía andas por ahí con esa sonrisa equivocada, viviendo una vida que ignoro y fundamentando -con el hecho innegable de tu respiración- fantasías imprudentes ocasionales, retorcidas y persistentes, siempre de color azul.

Tormento de sueño profundo, inofensiva criatura, memoria que ya no duele, parte subterránea de mi vida que regresa sin aviso y atestigua los temblores de otro tiempo.

martes, febrero 26, 2008

Venganza

El mundo aquél día apareció afilado
como un cuchillo que brilla desafiando al tiempo.
El sol no era manso, no señor,
y hería a las muchachas corriendo hacia el metro.
Los hombres se cubrían la boca
para que el aire helado no agrediera sus pulmones.

Demasiado limpio, el mundo omitía el ruido
y la gente asustada añoraba el escape de los coches
el temblor de los trailers, el escándalo de los camiones.

Era la venganza de una tierra demasiado hermosa
como para sufrir el destino del caos.
A punta de paz los destruiría a todos
pues de tanto dar vueltas comprendió
que aquella especie vivía del conflicto.

lunes, febrero 18, 2008

Definiendo el amor

Para mi princesa en el destierro.


Amar no es una transacción, es una construcción sobre la realidad. Dentro de la soledad inevitable en que vivimos, la única posibilidad sensata es compartir la carne, los momentos, las palabras. Se puede andar al lado del que amas sin pisar el mismo suelo, sin habitar la misma casa, sin cumplir un modelo establecido que otros han llamado amor.

Porque amor, dime al oído ¿Me amarás por siempre? ¿Cambiarás mis sueños por actos heroicos? ¿Serás lo que he añorado? Qué enorme carga la de decir que se ama y luego exigir a un extraño que materialice lo que sólo habita en la profundidad de nuestra pérdida.

Si digo que te amo, o mejor, que quiero amarte, es para ver cómo creces en el mundo y te encuentras conmigo en algún punto. Podría ser una hora o muchos años, podría ser casi siempre, cada uno en su aventura, mirando al otro de reojo. Podría ser nunca más, como con los amores que murieron, sin que eso deje de existir como algo real en mí.

Así he decidido amar, desde hace mucho tiempo. Por eso puedo compartir la cama y la comida, enamorarme del que se va y seguir sonriendo. Tengo de mi lado toda la pérdida real y toda la realidad cotidiana con la que nos destruimos en nombre del amor, y sé que no funciona. Sé hilar aventuras sin importancia, también aprendí a construir a distancia cosas importantes.

¿Qué va a pasar? No lo sé, nadie lo sabe. Sé lo que siento y lo hago valer. Amar no es esconder el miedo en la espalda del otro; amar no está vinculado con la profesión o los planes, sino con la voluntad y la imaginación. Por eso amo a mis amigos y a veces, con suerte, a mis amantes.

viernes, febrero 15, 2008

Under here

Under here, you just take my breath away
Under here, the water flows over my head
I can hear the little fishes

Under here whispering your most terrible name

Under here, they've given me starfish for eyes...


Little water song, Nick Cave & Ute Lemper



Debajo de la vida yazgo, tejiendo, derecho tras derecho
mi historia de enferma una vez más.

Me desespero, no sé ser paciente, las letras me bailan en los ojos
y no floto, más bien me hundo en caminos líquidos
que no llevan a ninguna parte.

Un discurrir entre la belleza y la desesperanza,
un sentir la piel llena de agujas
y las horas quebradas por un murmullo lejano.
Ilusiones, realidades, imágenes, datos...

Mi vida está llena de fragmentos que hoy no puedo unir.






domingo, febrero 10, 2008

¡Que viva!


Viva la Revolución.
No la muerta en un muro colorido
ni la enterrada bajo el dolor de nuestra realidad.

Sólo hay una posible: la que haces
cuando decides pensar antes de hacer,
la que afirmas cuando eres lo que eres
aunque nadie lo comprenda más que tú.

Cuando quieres, cuando prometes y cumples,
cuando ayudas o construyes,
haces lo que ninguna revuelta o movimiento:
le das sentido al mundo.


jueves, febrero 07, 2008

De regreso a...


¿Quién me lleva?

sábado, febrero 02, 2008

Bailando (sin salir de casa)

Bailo sola y me río en el espejo, como dice Juan que hacen todas las mujeres. Cierro la puerta, apago el teléfono, no me conecto a maldita la cosa. Solamente los helechos, sus recuerdos, mis libros, las letras y yo, que sigo moviendo la cadera de un lado al otro, sin pensar.

A veces me cuidan, a veces me exigen. No comprenden mis reacciones, atacan o reclaman, sonríen o callan. No me importa, dejar de explicar mi vida a los demás es una disciplina que he practicado poco pero ahora mismo no me queda energía más que para estar sola y estar bien.

Así que bailo, cocino, salgo al sol y sigo cantando. Quizás ahora es trabajo de los otros intentar comprender.