Fiebre me dan las paredes, cruzadas de lado a lado por esta ventana casi soleada.
A través del cristal miro el aire, siento el aire, dejo que se meta en cada uno de mis huesos.
Me siento tan viva que muto con los cambios de luz, los dedos del pie izquierdo se me hielan, una ráfaga me levanta hasta el punto de escalofrío y el calor se ausenta en un aliento, se va en una nube y vuelve a mi frente, me la cierra con un beso, pongo otra canción y sigo buscando.
Te me escurres de la mente con el eco de una puerta... Nudos de palabras, esbozos de juegos, prisas y pendientes, octubre se cierne sobre mi cabeza, nudos de piel, de historias, nudos sin argumento necesario.
La luna de este mes me dice los secretos que aprendí hace años, olvidadiza quiero no saber lo que ya sé y me pierdo en los terrenos de mi cama siempre abierta, de mis cuentos nuevos, de mis brillantes tiempos felices.