sábado, agosto 16, 2008

Nuestra casa

La casa que habitamos
no puede albergarnos cada día.
Es grande y se llena de una luz
quebrada en los espejos de la noche;
pierde el nombre poco a poco
y se resuelve quieta en otra mañana.

Refleja la mirada sorprendida,
que distorsiona nuestros cuerpos
tan distintos que se amarran,
contorsionan a la sombra y despedazan
la definición del mundo.

Húmedo es el tiempo que llamamos nuestro,
carente de sintaxis, ciego de nacimiento
(¿pero qué falta puede hacerme ver
cuando tocar lo es todo?).

Nuestra casa de seda,
con muros de plata
y ventanas que nunca se cierran,
suspende los jadeos en el aire,
da a la fuerza su verdadero sentido,
revela el milagro de la sangre.

Y en el punto en que me dejas sin palabras
una vez más
sonríes.

5 comentarios:

  1. Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

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  2. yeahhh!!
    que chingón los fines de semana húmedos
    :P

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  3. "despedazan la definición del mundo", muy bueno. a veces creo que uno escribe (poco o mucho, no importa) sólo para llegar a encontrar este tipo de revelaciones-frase. bisbis.

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