sábado, octubre 27, 2007

Gracias por el fuego

Brilla la noche y todo se mueve. Las caderas de una niña giran, una mano protege la sombra que dejó una esperanza.

Suena el teléfono con sus conatos de momentos. Van canciones por el aire y miradas que atraviesan
la madre de todas las salsas a destiempo.

Puedo andar la noche entera acariciando desconocidos a distancia, sentándome en una esquina a mirar el sonido de la ausencia, el ritmo de la vida y la muerte de cada cigarrillo que me fumo...
mientras te espero.

6 comentarios:

  1. Mh.. sí hay momentos que valen por ellos mismos, que son eternos y perfectos como fumarse un cigarro y quedarse ahí, en esa autoconsciencia casi mística que sabe que nada se repite, ni una voluta de humo, ni las miradas que se entrecruzan, ni la espera que nos sorprende observándonos a nosotras mismas, disfrutando el sabor del tabaco y el de la soledad

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  2. Anónimo10:09 p.m.

    ooo maigosh, snif snif, gracias por el fuego de mario benedetti, me hizó llorar...

    bueno no tanto :D pero si em encanto.

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  3. Bello! Qué instante el baile de las cosas al rededor y vos a la espera de ese mundo tuyo donde, imagino, mejor pie hacés.

    Un abrazo.

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  4. así es, uno se queda esperando, sin pena, aunque mi duda es si uno puede salir, que pasa, que hubo afuera, un tiempo esperé ahora me salgo a ver que hay afuera.

    Saludos

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  5. Bastet siempre se ha preguntado ¿en que se inspiran los artistas para escribir, pintar, cantar, (incluya las bellas artes que le gusten) cómo lo hacen?

    :) De momentos bellos se forma la vida

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  6. Y es como el tango: fumando espero. Buenos versos. Abrazos.

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